Sacarle los colores al ministro


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José Lorenzo, redactor jefe de Vida NuevaJOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva

“Niños y niñas son las principales víctimas de esta crisis, del desempleo de sus padres (que ahora tributarán por ser despedidos) y de recortes en ayudas sociales…”

A los poderosos no les gusta que les saquen los colores. Por eso toleran mal las críticas, que no lo son por pura formulación a la contra de algo, sino tras una observación de la que se deriva un análisis riguroso.

Por ejemplo, a las grandes potencias y a las organizaciones financieras, que les dan tanto apoyo moral como material, les molestan las continuas alusiones de Francisco a la cultura del descarte que genera un sistema económico injusto, que idolatra al dinero y condena a la miseria a millones de seres humanos. Lo reconocía hace unas semanas, en esta revista, el cardenal Maradiaga, coordinador del consejo de ocho cardenales que asesora al Papa.

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Salvando las distancias, pero participando de la misma esencia, es lo que le pasa al ministro de Economía, Cristóbal Montoro. No le gustan, por ejemplo, los informes de Cáritas, análisis que no se los ha sacado de la manga esta institución eclesial desde que gobierna el PP, sino que lleva décadas elaborándolos.

Pero no gusta que el paisaje que reflejan dibuje un país donde la creciente desigual social y el empobrecimiento económico están poniendo en riesgo su estructura y cohesión social. Lo cual, aunque se diga pronto, es un diagnóstico aterrador.

Por eso, imagino que al ministro no le habrá gustado tampoco el demoledor informe [ver íntegro] de Unicef (ya saben, ese organismo que pensábamos que solo atendía a los países del Tercer Mundo) sobre la infancia en España.

Según el mismo, nuestros niños y niñas son las principales víctimas de esta crisis, del desempleo que sufren sus padres (que ahora también tendrá que tributar por ser despedidos) y de los recortes en las ayudas sociales que dicta el Gobierno.

Hoy, en España, tener hijos se ha convertido en un factor de riesgo para caer en la pobreza, dice Unicef. Eso sí que es un ataque a la familia en toda regla. Una carga de profundidad que no digo yo que deba ser contestada con obispos encabezando manifestaciones en la calle, pero sí, desde luego, no callando por temor a sacar los colores a quienes parecen que han perdido el pudor.

En el nº 2.900 de Vida Nueva

Video provided by Unicef España

© Unicef España
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