Hay una tendencia ascendente a una mayor presencia pública de la filosofía. La celebración de festivales abiertos se ha multiplicado por todo el país: desde 2014, el Festival de Filosofía de Barcelona y, en la misma ciudad, la Bienal de Pensamiento desde 2018. En Sevilla, la Noche de las Ideas desde 2015; en Madrid hay Festival de Filosofía desde 2016 y comienza otro Festival de las Ideas. Desde 2017, se convoca el Valladolid Piensa y otro similar en Málaga. Toledo desde 2021 y Logroño desde 2022. La asistencia a estos eventos ha sido un éxito sostenido y creciente en los últimos años. En Barcelona, el Festival convoca a tres mil participantes y la Bienal a 950 jóvenes. En estos festivales, que se celebran durante varios días, figuras relevantes nacionales e internacionales piensan y conversan abiertamente por las plazas de la ciudad.
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En los últimos diez años, han aumentado un 33% los alumnos de Filosofía en España, en Argentina un 75% y en Estados Unidos se han duplicado los centros de Filosofía desde la década de 1990, país donde también se ha duplicado la publicación de nuevos libros de filosofía, hasta superar los 15.000 por año.
Una razón es la progresiva demanda de perfiles profesionales con competencias transversales y capacidad de análisis profundo. Eso ha diversificado su combinación con otros títulos. Pero esta tendencia global de la filosofía puede ser también signo de una reacción a un mundo más tecnocrático y en el que existe un profundo malestar económico, social y político.
Transformar la sociedad
Los jóvenes parecen estar buscando nuevos lugares donde haya pensamiento profundo y reflexivo para poder vivir en un mundo más complejo, y que les ofrezcan herramientas para la construcción y transformación social. Las universidades de la Iglesia pueden y deben hacer una contribución de primera magnitud a este movimiento.