Muchos de nosotros nos preguntamos qué sigue. Algunos nos sentimos abrumados frente a una realidad compleja y cargada de agendas ocultas y dudamos si hay algo que podemos hacer. Yo estoy convencido que sí. Me consta porque lo he vivido. Es algo posible, práctico y efectivo: está dentro de tu alcance y del mío, pero te prevengo que va requerir un poquito de ti y tal vez te hará dudar por su simpleza. No solo eso, además es sano, formativo y divertido: te ayudará a salir de esta esfera obsesivo-depresiva que causa la sobredosis de red social.
Mientras más importante el reto, más importante es juntocaminar
Te invito a caminar junto a una persona que tenga una perspectiva distinta a la tuya en la próxima ocasión que te puedas. No es metáfora, ni sublimación retórica, anticipando intercambio de zapatos, pues quizá ni siquiera calzas del mismo número que tu acompañante. Literalmente te invito: camina junto al otro. Salvo alguna afectación excepcional, estoy seguro sabes caminar, ahora te pregunto si sabes juntocaminar. Pon por un momento de lado tu coche o la pantalla de tu celular, olvídate de las carreritas, de la fila india y comparte tu realidad con alguien más, mientras ambos hacen uso de sus piernas para avanzar del punto A al punto B.
William Ury (1981), coautor de la escuela de negociación de Harvard, habla de las caminatas por la paz como alternativa a la violencia sistémica. Por mi parte te comparto que salir a caminar junto a mi esposa es un elemento clave en nuestro matrimonio. Caminando consolido la amistad con mis hijas, mientras conocemos pedacitos del mundo o comentamos una película. Recorriendo a pie una playa contaminada, es como me di cuenta del reto de conservación que tenemos; la causa no solo dejó de ser abstracta, sino que además transitamos de la amistad a la hermandad adoptiva. Recorriendo pasillos de hospitales en parejas y con nariz roja, damos servicio y he hecho amigos formidables.
Mi quehacer profesional requiere siempre caminar junto a mis clientes, en el lugar donde se genera valor, pues en la trinchera es donde la ejecución ha de ser excelente. Cuando hago evaluaciones de desempeño con mi equipo, lo hacemos siempre en un parque caminando uno junto al otro. Peregrinando redescubrimos el sentido de la comunidad. Mientras más importante el reto, más importante es juntocaminar. Y esto no es arbitrario, ni es casualidad.
Crea las condiciones ideales para resolver los problemas
El juntocaminar hace tangible la realidad que compartimos. Da un ritmo natural a las cosas. Nos reconecta con el clima y la tierra, con nuestra fuerza y limitación, y también con la presencia del otro, que es más vigente que cualquier foto de perfil. Hace imposible hablar sin cesar, pues también hay que tomar aliento. Obliga a poner atención al contexto, para no tropezar y lleva naturalmente la vista a un destino común, no a las diferencias con el otro. Son las conversaciones en el camino las que hacen arder nuestro corazón, cuando descubrimos realidades insospechadas (Lc 24,32). Recorrer a pie una ciudad abre la puerta a lo magnífico y a lo diverso, así como también a lo trivial y horrendo que creamos entre nosotros. El senderismo nos muestra la abundancia de la vida, y realidad inabarcable que nos trasciende, de la que somos parte.
Quizá me digas con justa razón que el juntocaminar suena ingenuo y demasiado simple como para resolver por sí solo los problemas que tenemos, pero yo sostengo que sí crea las condiciones ideales para ello. Y eso es un primer paso muy efectivo. Así que te reto, ponte un par de zapatos cómodos y camina junto a alguien más. Pero si aún no te convenzo, ¿Qué te parece si nos vemos –con los tenis puestos- en el parque más cercano?
Referencia. Fisher, R. & Ury, W. (1981). Obtenga el Sí. Nueva York: Penguin.