La primera semana de octubre de 2023 ha marcado una inflexión que intensifica la profundización del pontificado. Si ya habíamos reconocido señales durante el verano, este inicio de otoño se confirma. En prácticamente una semana hemos recibido la nueva exhortación de ecología integral ‘Laudate Deum’, la publicación de la importante respuesta a las Dudas de los Cinco, el nombramiento de nuevos cardenales —que confirma el perfil de sabiduría pastoral y universalidad del nuevo Colegio Cardenalicio— y el inicio del Sínodo de la Sinodalidad. Una semana para la historia. En ello la respuesta tiene un contenido muy relevante.
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La Respuesta del Papa Francisco al día siguiente de recibir un requerimiento de dudas de cinco cardenales el 10 de julio de 2023 y hecha pública este 2 de octubre por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, contiene elementos muy interesantes que forman parte de la intensificación de la profundización que está viviendo la Iglesia católica.
La respuesta aborda diferentes cuestiones alrededor de las cuales la comunidad católica tiene diversidad de espíritus como es el sacerdocio femenino y las bendiciones o celebraciones religiosas relacionadas con parejas homosexuales. En su conjunto las sabias y prudentes consideraciones que hace el Papa Francisco señalan en una dirección: la necesidad de que la Iglesia profundice en un nuevo paradigma de Teología Moral.
Ya desde la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’, publicada en noviembre de 2013, nos encontramos un río cuya corriente de fondo es aproximar la Teología Moral al modo de ser y hacer de Jesucristo. Quizás la primera exposición programática de esa profundización la encontraríamos unos meses antes, en la entrevista que el 19 de agosto concedió al director de ‘La Civiltà Cattolica’, el jesuita Antonio Spadaro y que fue publicada el 21 de septiembre de 2023 en ‘L’Osservatore Romano’.
Hacer y aplicar Teología Moral
La impactante exhortación apostólica ‘Amoris laetitia’, que vio la luz en marzo de 2016, ya bebe completamente de esa Teología Moral más evangelizada. Este paradigma profundizado de Teología Moral ha ido cobrando progresivamente forma durante el largo periodo de reflexión y aplicaciones sobre las enseñanzas de ‘Amoris laetitia’, que culminaron en el Año de la Familia de 2021, una gran reflexión de toda la Iglesia para interiorizar la exhortación.
Sería muy apreciado que la maduración de todo este corpus sobre el modo de hacer y aplicar Teología Moral fructificara en una encíclica, que bien podría llamarse La alegría del discernimiento, clave paulina, pneumológica y eclesial de todo este movimiento de conversión evangélica.
Mientras, continúa tomando forma en la praxis, meditaciones y enseñanzas del Papa Francisco y el discernimiento espiritual del conjunto de Padres sinodales. En la respuesta a las dudas, publicado como antesala del Sínodo de la sinodalidad, hallamos algunas de sus características.
- Crecimiento humilde. Un primer rasgo que aparece en la respuesta es una llamada ala humildad del Pueblo de Dios, que ha recibido una enorme riqueza de Dios y que el Espíritu Santo nos ayuda a comprender progresivamente. No se puede pretender estar en absoluta posesión de toda esa variada y honda riqueza, sino que vamos creciendo en su comprensión, y eso requiere una actitud de humildad y paciencia histórica.
- Mirada histórica y compasiva. La Teología Moral necesita la mirada de Dios, interiorizar la lógica histórica de la Salvación. Los cambios culturales, los descubrimientos, la profundización en nuestra naturaleza verdadera —por ejemplo, respecto a la mujer—, nuevos desafíos históricos y signos de los tiempos van haciéndonos profundizar en la interpretación de la verdad revelada. El Papa señala el ejemplo de la tolerancia que la Iglesia mostró con la esclavitud y que necesitó de una conversión del corazón para poder ser superada.
- La alegría del discernimiento. Como desde el inicio del pontificado, el discernimiento espiritual es piedra clave del nuevo paradigma de Teología Moral. En gran medida toda esta corriente que mueve el fondo del corazón de la Iglesia aproxima al Pueblo de Dios a la tercera persona trinitaria, el Espíritu Santo, a veces olvidado en la praxis cristiana de la gente y las instituciones eclesiales. El Sínodo de la sinodalidad va en gran parte de esto: qué formas concretas adoptar en las instituciones y comunidades eclesiales para vivir auténtica y prácticamente como una comunidad de discernimiento y deliberación espiritual. En la respuesta el Papa vuelve a insistir en el principio de distinguir lo esencial para la Salvación de aquello que es secundario. Y un principio tan de sentido común es lo que con frecuencia se olvida cuando el discernimiento no forma parte de nuestro estilo cotidiano de pensar y vivir.
- La verdad de la caridad. El quinto pilar que se deja ver en la respuesta es la primacía de la caridad. Como todo hemos podido percibir, en las homilías, mensajes y discursos de los primeros meses de pontificado las referencias a la Teología Moral siempre estuvieron y siguieron relacionadas con la revolución e la ternura, la ciencia de la caricia, la misericordia y el perdón. En la respuesta el Papa ahonda aún más al afirmar que la verdad objetiva está hecha de amabilidad, comprensión, aliento y paciencia. La caridad no es solo bien, sino que es fuente de la verdad.
- La moral tiene forma de rostro. El cristianismo no comprende el Logs o el Verbo como un dato, una información, doctrina o principio teórico, sino que es el Rostro de Cristo. Ya en la meditación de una de las primeras misas pontificias en Santa Marta —un temprano 19 de abril de 2013—, titulada “En una historia de amor”, el Papa Francisco rogó “Que el Señor libre a la Iglesia de cualquier interpretación ideológica”. Esta ha sido una constante que se desplegó sobre todo en ‘Amoris laetitia’. El discernimiento moral siempre es personal, concreto, busca el rostro de Cristo en el hermano. El Papa sostiene en la respuesta llama a la prudencia pastoral que nos hace capaces de discernir espiritualmente cada caso en sus intenciones y circunstancias.
- Centrados en lo esencial. Importante es también la indicación de que el Derecho Canónico no debe ni puede abarcarlo todo, debe contenerse en lo esencial. En otros momentos ya se ha dejado ver que no es conveniente que se fuercen posicionamientos pontificios en todos los asuntos posibles. Ese principio de esencialidad hace posible que exista el necesario discernimiento eclesial en la enorme pluralidad del mundo y la vida.
- Superar el rigorismo. Finalmente, hay una advertencia pontificia que retoma lo que ya fue expresivamente transmitido en La alegría del amor y en múltiples otros mensajes a lo largo de estos años: la urgencia de superar el rigorismo, no ser jueces sentenciosos que niegan, rechazan y excluyen. Eso no es exclusivo de ninguna época concreta, sino que es una continua tentación del mal en todo momento, tal como nos enseño la parábola del Hijo Pródigo.
A estos siete rasgos se suman otros que están programáticamente contenidos en las múltiples enseñanzas y reflexiones durante esta última década de la Iglesia, pero en este diario simplemente queremos destacar los que se enfatizan en esta Respuesta a las Dudas de los Cinco.
Declaración definitiva
Hay otro elemento interesante contenido en la Respuesta. El Papa Francisco indica que es necesario profundizar en la comprensión de la naturaleza de lo que supone una declaración definitiva a diferencia del dogma. Lo apunta a propósito del posicionamiento sobre el sacerdocio femenino. El Papa no avanza una reflexión. A mi juicio, una posibilidad es entender que un dogma posee una definitividad sincrónica: su naturaleza y contenido tiene una conexión indudable con la Revelación, atañe a la esencia de la Salvación y su verdad será para todos los tiempos.
La conocida como “declaración definitiva” tiene una vigencia diacrónica: es un posicionamiento en un momento concreto de la historia que vincula a toda la Iglesia para aunar en un camino determinado que dé salida a un estado de incertidumbre o búsqueda. Una declaración definitiva no debe atar sincrónicamente por los siglos de los siglos —no sería su naturaleza—, sino que los cambios históricos y el camino que recorra el Pueblo de Dios pueden crear las circunstancias en que se descubre que el Espíritu Santo lleva a una profundización. Definitivo solo es Dios.