Charles Mackesy (Northumberland, 1962) desarrolla una vía religiosa en su arte, junto con otras vías como el jazz o los desnudos. Su obra más célebre es el Abrazo del Hijo Pródigo, un tema del que ha realizado muy diversas obras y variaciones. En otro post ya presentamos su figura.
Uno de los temas de mayor presencia en Mackesy es el ángel. “Para mí el ángel representa la voz diciendo ‘Estoy contigo, te amo, seguiremos juntos, te ayudaré, no está solo’”, explica el artista. Una de las líneas de trabajo en el tema de los ángeles es el beso del ángel. Con frecuencia representa a un niño tocando el piano o a alguien durmiendo a los que un ángel suspendido de lo alto se abaja para darles un beso en la coronilla. Es un beso delicado, que expresa ternura y amor, delicadeza, una inspiración, un don, un instante de elevación en medio del camino de la vida.
Mackesy nunca deja un tema y pocas veces lo aborda por primera vez. En este caso, aunque la obra título Loo Door -Puerta de Lavabo-, hemos creído ver una representación de la Anunciación pintada sobre una puerta. Previamente en 2004 Mackesy dibujó la misma joven en una obra titulada Girl in Cardigan. Un cárdigan o rebeca (en memoria de la protagonista de Rebeca, de Alfred Hitchcock) es una chaqueta de punto abierta por delante. La joven de Mackesy trata de cerrarla por sus botones del medio. Cuando uno ha disfrutado de las pinturas jazz de Mackesy, es difícil no ver asincopados trazos de jazz en su forma de dibujo. El trazo de Girl in Cardigan es rápido, se entrecorta y los difuminados le da suavidad y sutileza a la joven.
Es la misma joven de la Anunciación, pero hay variaciones. La chica del cárdigan está viendo a los botones que quiere cerrar. Quizás esté probando si todavía se cierra su rebeca. En cambio, en la Anunciación no mira a su chaqueta, sino que tiene su mirada más adelantada, parece que siente el beso del ángel, está concentrada. La mirada que no podemos alcanzar a ver sigue siendo baja, humilde, silenciosa, serena.
La chica del cárdigan parece algo más joven. En la Anunciación el vientre tiene mayor forma. Lo que terminaba en un amplio zigzag, en la Anunciación está más abrigado por la chaqueta, traza una curva más acogedora, se extiende para recibir el futuro, se difumina en espera.
Ya no hay lápices en la Anunciación, sino una pintura negra aguada que lleva al gran formato la tinta china. La figura no se entrecorta, sino que gana continuidad y brillo, tiene mayor cuerpo. La joven del cárdigan la abrocha con facilidad, el seno virgen que sugiere Mackesy no recibe apenas presión, la aureola se expresa con libertad. En cambio, en la Anunciación, el botón que abrocha ciñe mucho más el cuerpo, marca la figura en forma de reloj de arena que espera el tiempo.
Una variación de la Anunciación la encontramos en otra obra del mismo artista titulada ‘Volumes of Love’. Sobre páginas de libros a los que se refiere como volúmenes del amor, pinta con tinta china los modestos volúmenes de la misma figura: un ángel besa la cabeza de la chica del cárdigan. Su cuerpo ya no es solo carne, sino está hecho de palabra: la palabra se hace carne y su carne se hace palabra. Aquí la chica muestra menos el rostro, velado tras la cortina de su melena. La mirada está también adelantada. Mira su vientre o algo más adelante. Imprime mayor fuerza para ajustar el botón, las líneas con que pinta la rebeca muestran mayor tensión. Las piernas están más dibujadas y el cierre de las curvas permite ver cómo está sentada. Las capas de tinta son tenues y permiten que las palabras de esos volúmenes del amor se vean tras las transparencias del cuerpo de la chica.
Si eso está representando la Anunciación, María está llena de palabras. Los volúmenes de su cuerpo transparentan los volúmenes de amor de la Palabra. Las páginas sobre las que MacKesy pinta su Anunciación con epístolas de San Pablo. Se identifican nítidamente dos de ellas. En una de las placas la Biblia está abierta por el quinto capítulo de la Carta a los Romanos, donde dice “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado”.
En otra de las placas, está abierta por la Primera Carta de Timoteo, capítulo 2, donde invita a que las mujeres se atavíen con vestimentas modestas y decorosas para orar, no con oro ni perlas ni vestidos costosos ni peinados ostentosos. Llama también el capítulo a abrirse a la vida para la redención, a engendrar para la salvación. Sobre esas lecturas se trasluce el cuerpo de María, la chica de la simple rebeca.
La otra figura superior es el ángel, la presencia más recurrente en las obras de Mackesy. Es el mensajero del amor incondicional de Dios y siempre se expresa con un casto beso sobre la cabeza de aquellos a los que visita.
El cuerpo del ángel está dibujado incompletamente. Solamente el pecho, apenas se distingue el contorno del brazo. Sus alas hacen un vuelo amplio y lento que sostiene el cuerpo del ángel suspendido pacíficamente, sin esfuerzo. En la Anunciación de ‘Volumes of Love’, el ala es de ave, formada por plumas terrenales. Ambas alas están unidas, no se distingue la segunda. El ala de la Anunciación de la puerta, en cambio, es un gran ala que se acerca más a una gran aleta marina, un gran óvalo claro, casi un globo que sujeta el delgado cuerpo del ángel. En esta Anunciación, el ángel está concentrado en un beso que apenas es un punto de contacto con la coronilla. La nariz ha llegado antes que sus labios. Las manos no aparecen, no agarra la cabeza. Da un beso libre, sin sujeción, dos cabezas unidas en un instante de contacto.
El pelo del ángel de la puerta es claro y recogido, un simple mechón se ha soltado por el vuelo sobre su frente. El rostro del ángel es esférico, mofletes voluminosos, una faz con personalidad, nada idealizada. El ángel de la Anunciación de ‘Volumes of Love’ es distinto. Su rostro se hunde en el pelo de la chica, es un beso profundo en el que acaricia con su nariz y sus mejillas, es una fusión más que un contacto. El pelo estalla en la cabeza del ángel. Él está alterado, conmocionado, entregado entrañablemente, el ángel no es una instancia lejana, hierática e inconmovible sino que manifiesta una honda pasión. Las líneas de fuerza del pelo y las sombras en que entra su faz, muestran el movimiento del beso más que un instante puntual. Es quizás un momento inmediatamente posterior a la Anunciación de la puerta.
Si la primera Anunciación está pintada sobre páginas abiertas de la Biblia, la segunda Anunciación está pintada en una puerta blanca sacada de su marco. La puerta está construida con una cruz en su centro. En el cruce de las dos tablas se encuentra el rostro de la chica y el beso del ángel. La cruz de la puerta parece nacer en el seno de la chica. La mitad inferior de la puerta es la chica y la superior el ángel, encuentro de dos realidades terrenal y trascendente.
La Anunciación e Mackesy ha sacado la puerta de quicio, no solamente la ha abierto, sino que la ha sacado de su eje y su marco. La casa no solamente está abierta, sino que ahora es la puerta del mundo. Si esa puerta era de la casa de la chica, ahora la chica es la puerta del mundo por la que entrará la salvación. Al ser pintada en la puerta, la chica del cárdigan se hace ella misma puerta, igual que en ‘Volumes of Love’ se hace palabra y las páginas de la Biblia se hacen puertas. Al relacionar las dos obras, las páginas forman una puerta y la puerta abren la casa y el mundo a la Palabra.
Quizás extrañe el título que Mackesy ha dado al primer cuadro, Puerta de Lavabo –Loo Door-. Es fácil pensar que es un habitáculo raro para poder asociarlo con la Anunciación. Pero si recordamos que Mackesy vivió una epifanía mientras estaba encerrado en el cubículo de un retrete portátil en un concierto de Gospel, quizás nos encaje más. Para conocer la historia íntegra, léase aquí.
Una Anunciación pintada sobre una puerta común es un buen hallazgo, sugerente. Le da mayor alcance al tema de la Anunciación como puerta que se abre y casa que se abre; puerta que sale de sus goznes y en su nueva posición convierte el mundo en hogar que se va a abrir.
La “Anunciación de la Puerta” de Charles Mackesy nos invita a preguntarnos qué hay pintado en la puerta del hogar en que vivimos: ¿y qué pasaje o tema pintaríamos?