Hay voces tradicionalistas que afirman que los profesores de Religión en la escuela han hecho dejación de hablar de Cristo, no transmiten la mínima formación y emplean pedagogías banales –ridiculizan afirmando que los niños se dedican a los murales y al pinta y colorea–. Han criticado severamente el nuevo currículo de la asignatura de Religión que ha sido publicado en el BOE en junio de 2022 por la falsa afirmación de que habla solo de valores y no de Cristo.
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Antes de nada, hay que homenajear a los miles de profesores de Religión que son presencia explícita cristiana en entornos educativos donde a veces son menospreciados y, pese a ello, conviven amistosamente, contribuyen con el mensaje cristiano, cooperan en la misión educativa aportando sin miedo ni soberbia.
Debemos expresar nuestra más honda gratitud a tantos maestros y profesores de Religión que, generación tras generación, buscan el modo pedagógico de dar luz, despertar la sed de conocer más a Jesús, y ponen bases y razones para el seguimiento de Cristo.
Otra posverdad
El nuevo currículo 2022 de Religión ayuda a esa misión de formar en el conocimiento profundo y vivo de Cristo. Es falso que haya diluido lo religioso y lo cristiano. Según el texto del BOE, el nuevo currículo establece como imprescindible el conocimiento de Jesucristo, sus hechos y mensajes, la Historia de la Salvación, la Biblia y la Iglesia, el conocimiento de personajes relevantes de la Biblia, la enseñanza social de la Iglesia, el conocimiento y admiración de las costumbres y tradiciones religiosas.
Busca pedagógicamente una educación integral que descubra la relación con Dios, cultive la interioridad, la experiencia religiosa cristiana y el reconocimiento de los dones de Dios creador. ¿No habla de Cristo? Era otra posverdad.