Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

La cabeza de Al-Assad


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La historia del poder es una cadena de cabezas de tiranos arrastradas por los suelos, tras haber sido arrancadas de sus estatuas. Prensa y redes han difundido por todo el mundo las fotos de la cabeza del dictador Bashar Al-Assad remolcada por una furgoneta. Previamente, la habían agujereado a balazos. Derrocada, desconchada, abollada, parecía que habían pasado cien años desde que esa cabeza de bronce fue decapitada y, en realidad, ni había pasado una hora.



La sabiduría bíblica nos enseña que nada violento perdurará. Nada que se mantenga solo por poder se mantendrá, sino que caerá demolido o ridiculizado de tal modo que sea lo contrario de lo que impuso ese poder. Vivimos en un mundo en el que se extienden las dictaduras y anocracias –regímenes solo aparente y formalmente demócratas–, y la ciudadanía siente aprensión ante los abusos, impunidades, exhibiciones y hasta obscenidades del poder. Como en otros momentos de la historia, como Inglaterra ante Hitler, parece que nada ni nadie puede derrocar al dictador y al emperador. Y por eso es tan importante la contemplación de la cabeza metálica de Bashar al-Assad. Todo tirano caerá arrastrado por las calles por el pueblo liberado.

Bashar Al Assad

Epifanía

Es llamativo que el nacimiento de Cristo, pobre y desnudo, esté inmediatamente acompañado de la festividad de la Epifanía. El contraste es extremo: el Dios desnudo y las figuras en quienes se concentran los poderes de la realeza, sabiduría y magia de antiguas religiones. Los Reyes Magos inclinan su cabeza ante el Niño Dios y entregan su poder al verdadero poder de Dios: y Dios solo puede amar.

Las fotos de la historia nos muestran rodando por el suelo las cabezas de Mussolini, Hitler, Lenin, Stalin, Sadam Hussein, Gadafi… Y rodarán las de todos los tiranos.

¡Feliz Epifanía!

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