José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

La carta del Papa a los obispos de Estados Unidos


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El pasado 10 de febrero, Francisco de Roma envió una carta a los obispos norteamericanos, “con motivo del inicio de un programa de deportaciones masivas”, y en la que rechaza la identificación asumida en muchos ambientes gringos entre la condición ilegal de algunos migrantes y la criminalidad.



En ella, el papa Francisco reconoce el derecho de la nación a defenderse de quienes cometen crímenes violentos o graves, cuando están en el país o antes de llegar a él.

Hasta aquí, Tom Homan, el llamado zar de la frontera, quien ha proclamado que la actual administración de Donald Trump realizará la mayor operación de deportación jamás registrada desde las tierras del ‘Tío Sam’, imagino que se frotaba las manos en señal de satisfacción al leer la misiva papal.

Pero pronto frunció el ceño -también lo supongo- cuando continuó su lectura, y se dio cuenta de la recomendación ahí contenida: promover la maduración de una política que regula la migración ordenada y legal. Tal proceso, insiste el mensaje, no puede construirse a través del privilegio de unos y el sacrificio de otros, y lo que mal ha comenzado mal va a terminar. Criticó los muros de la ignominia.

El papa Francisco durante su discurso en la cumbre internacional sobre la infancia (fuente: Vatican

El papa Francisco. Fuente: Vatican Media

Obvio. Lo dicho por Bergoglio molestó al norteamericano, quien de inmediato se le fue a la yugular. Lo menos que le pidió es que se concentrara en el gobierno de la Iglesia Católica, que el Vaticano también tenía muro protector y que, en pocas palabras, dejara de meterse en temas que no le corresponden.

Le faltó decir al funcionario lo que en cada proceso electoral se le argumenta en México a los clérigos que, supuestamente, intervienen en política: “recuerden, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. A los curas aztecas se les quiere recluir en las sacristías; al Papa en el Vaticano. Bueno. Sale ganando el sucesor de Pedro.

Reconforta la respuesta del presidente de los Obispos Católicos de esa nación, Timothy Broglio, quien reitera su respaldo, a nombre de todos sus colegas, a esta postura firme y clara del Vaticano en favor de quienes se ven obligados a migrar.

El tema de fondo permanece, en ese país y en todos los que sirven de paso para los migrantes: ¿qué trato merecen recibir? ¿deben ser considerados, en principio, como delincuentes? ¿tienen sentido todavía los valores de la hospitalidad y la misericordia? ¿se mantienen vigentes los cuatro verbos ofrecidos por Francisco de Roma, para abordar el fenómeno migratorio: acoger, proteger, promover e integrar?

Pro-vocación

O estás con él o te posicionas en su contra. Con el papa Francisco es casi imposible mantenerse neutral. Más que proyectar la imagen de un anciano bondadoso, como sucedió con San Juan XXII, pareciera un profeta bíblico, llamando con voz flamígera a la conversión. Ahora que, una vez más, ha tenido que ser internado en un hospital romano, las oraciones se dividen: unas solicitan su salud y pronta recuperación, otras que no se reponga para que ya se vea obligado a renunciar. Usted: ¿en qué bando se coloca?