La Constitución que desatascó un papa


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Me da igual que sea en la nueva asignatura de Valores y que no cuente ni para beca ni para Selectividad, pero es de justicia, antes de que sea demasiado tarde, que las nuevas generaciones sepan que en este país también hubo una Iglesia, no la que muestran ahora, que ayudó a parir nuestra democracia.

Quienes en aquella Iglesia se reunieron, dialogaron, reflexionaron, negociaron, mediaron y rezaron para que la Constitución, cuyo 40º aniversario acabamos de conmemorar, saliera adelante, no hubiesen reprochado el nulo protagonismo que la institución eclesial ha tenido en esta efeméride. Ha estado fuera de los discursos oficiales y de todo foco mediático, lo que solo tiene de reprobable que sea así por ignorancia de su protagonismo de entonces.

Quien fue también su indispensable urdidor, junto con otros grandes personajes de la época, desapareció pronto del plano en cuanto desatascó la cuestión. Al cardenal Tarancón, y a la Iglesia de la época que quería beber directamente del Vaticano II, le debe hoy la sociedad muchos desvelos para que este país pudiese tener libertad de conciencia, para que otras confesiones pudiesen ser practicadas sin miedo. ¿Quién lo sabe hoy?

Sí, fue la Iglesia la que más bregó por esa libertad, aun cuando en su seno había, hoy como ayer, inmovilistas que se oponían a semejante medida, incluso a la Constitución. Por eso tuvo que ser una audiencia privada entre Pablo VI y Adolfo Suárez la que desatascase una cuestión que amenazaba el proyecto constitucional. La Iglesia española abrazada la aconfesionalidad del Estado y Montini daba su bendición. No es que ello acabase con todas las reticencias, pero se evitó un escollo que bien hubiese podido dar al traste con el invento.

El próximo 27 de diciembre hará cuatro décadas de la ratificación de nuestra Carta Magna. Un barrido de cámara por las tribunas del público en el Congreso sacó del anonimato por unos segundos a Tarancón. Estaba entre un rabino y un pastor evangélico. En el papel que había buscado para la Iglesia. Que, de vez en cuando, merece ser recordado.

Conmemoración 40 aniversario Constitución de 1978

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