José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

La conversión sinodal


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Creo que muchos asociamos la palabra ‘conversión’ al miércoles de ceniza o a la invitación que se nos hace al concluir un retiro. En el inicio de la Cuaresma, cuando se nos dice “conviértete y cree en el evangelio”, o con la invitación a cambiar de vida en el cierre de una clausura temporal, la idea de conversión tiene una dimensión estrictamente personal. Yo soy el que necesito modificar, en ocasiones de manera radical, algunos hábitos, ciertas actitudes, y aunque ya no se use la expresión, yo debo dejar atrás mis pecados.



Llegó la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Santo Domingo, en 1992, y comenzó a hablarse de conversión pastoral. La expresión fue recuperada por la reunión de los obispos en Aparecida, Brasil, en 2007, con una nueva connotación: ya no se trataba de un proceso íntimo con repercusiones desconocidas, sino de un enfoque distinto al clásico en materia evangelizadora. Se buscaba pasar de una pastoral de conservación a una de transformación, de misión.

La instrucción sobre “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”, a cargo de la Congregación para el Clero del 2020, sitúa de manera concreta en las parroquias el nuevo horizonte de la conversión. Ha quedado claro que al tocar este tema no nos estaremos refiriendo a un proceso intimista, que no alcanza a salir del pequeño universo individual, ni que está más centrado en la destrucción de lo negativo que en la construcción de lo positivo.

sacerdote y su comunidad parroquial

La conversión pastoral representa una mutación contundente en nuestra forma de entender la evangelización, y exige una serie de cambios profundos en nuestras actitudes y acciones pastorales.

Pues he aquí que el proceso pastoral ya iniciado, con miras al próximo Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad, nos exige un nuevo adjetivo para la conversión: sinodal.

Esta conversión sinodal ya no sólo será individual, en quien la practica, ni tampoco únicamente pastoral, en cuanto al fin que persigue, sino que involucrará a la comunidad completa. Obvio que exige desprendernos de actitudes ya ancestrales como el autoritarismo y el clericalismo, pero enfatizará los momentos comunitarios en los que se realizará la amplia consulta a inicios del año próximo.

Bienvenido el nuevo calificativo. Pero ojalá que no quede en los clásicos nominalismos tan frecuentes en nuestra Iglesia. Que sea en verdad un cambio cultural, en donde todos seamos tomados en cuenta, en donde tomemos en cuenta a todos.

Pro-vocación

Y hablando del proceso sinodal. Ayer se llevó a cabo en Monterrey, México, el Primer Encuentro Arquidiocesano de Mujeres, con la participación de cientos de damas. Su clamor fue estridente: pasar de actrices pastorales de reparto a protagonistas, de hacer enchiladas y flautas para las fiestas patronales, a ocupar sitios en los consejos pastorales. Veremos si los clérigos, siempre varones, y con frecuencia muy machitos, escuchamos esos gritos.