SÁBADO
Profesión perpetua de Soni. Tres calasancias acercan la Palabra al altar con una danza contemplativa de la India. Enfundadas en el sari de la congregación. Mientras avanzan con una delicadeza que habla de una interioridad que se hace movimiento, me lleva a pensar lo provincianos que podemos llegar a ser a la hora de intentar encerrar al Espíritu en los parámetros de tres calles y cuatro plazas, como si fuera la única manera de celebrar. La cerrazón de quien se cree que puede poseer y parcelar lo que no tiene medidas.
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DOMINGO
Mi primo me presenta a Teresa. Tiene 101 años. Es cacereña. Tiene la fe de un roble, una salud que ya la quisiéramos cualquiera, una cabeza envidiable y un corazón que desborda. Tanto que está a la última de la salud del Papa. “Le he visto hoy, se le ve mejorcillo. Aun así, yo sigo rezando por él”. Lo dice una mujer que con 8 años ya estaba fregando suelos de otros, con unos pocos más sufrió la guerra y el hambre de la posguerra, y hoy, centenaria, quiere vivir, como solo lo canta Rigoberta Bandini.
MIÉRCOLES
Desayuno informativo con el cardenal Cobo en ‘La Razón’. Uno se entretiene en preguntarle por el Valle de los Caídos buscando el titular del día. Error. La fe se juega en otro terreno. Lo sabe Marta Chavero, la jefa de Sociedad de Antena 3: “De sus años de cura, ¿cuál es el momento que recupera cuando asoma una crisis?”. “Un día estaba en la parroquia y la policía me trajo a un niño. El padre acababa de matar a la madre. Nos fuimos a la capilla y empecé a rezar con aquel crío que era consciente de todo. Le dije: ‘Vamos a rezar por mamá, que está muy malita’. Él dijo: ‘Ya está en el cielo. Estoy muy triste porque ha sido mi papá. ¿Mi papá no va a ir al cielo?’. ¿Qué hubierais respondido vosotros?”. El auditorio enmudece. Cobo retoma: “El niño dijo: ‘Seguro que Dios entiende a mi papá’”. Y remata: “Ese niño, rezando en un momento dramático de su vida, es capaz de asimilar lo que ha pasado y quiere creer en un Dios misericordia que entiende lo que él no entiende. Yo quiero tener la fe de aquel niño”. Cobo termina. No caben más preguntas.