El actual arzobispo de Santiago de Chile, Fernando Chomali, ha dirigido el documental titulado ‘Miércoles 15.30. Memorias de una Ausencia’, en el que expone el testimonio de las familias que siguen buscando a las víctimas de la brutal dictadura de Augusto Pinochet. No solamente es un compromiso con los Derechos Humanos, sino que constituye una llamada a todas las personas que tengan algún dato que pueda esclarecer cuál fue el destino de los miles de desaparecidos.
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Los países que hemos vivido grandes traumas históricos sufrimos la tentación de querer echar tierra sobre la memoria de las víctimas. Se entierra la justicia y hasta la mínima piedad con los desaparecidos por la violencia. Tiene un enorme valor este documental de la Iglesia chilena.
España es peculiar porque, desde la Guerra Civil y de modo incesante hasta el presente, se dedican medios y personas a investigar las vidas de una parte de los muertos en el conflicto. Sin embargo, salvo el histórico reconocimiento de la Iglesia vasca a las víctimas del franquismo, la Iglesia española no se ha preocupado de rescatar la memoria de tantas decenas de miles de católicos que entregaron su vida desde su compromiso con la República española: fervientes católicos asesinados por falangistas, ejecutados sumariamente, purgados de su trabajo después de la guerra, marginados de la vida pública o quienes sufrieron décadas de exilio. Y la mayoría de ellos sufrieron por un compromiso al que les llevó su fe.
Sentarse a escuchar
No es tarde para cambiar. La Iglesia española debería sentarse a escuchar. Esta es una causa que no va a desaparecer, y cuelga y colgará de la conciencia de la comunidad eclesial. Todavía hay miles de personas que esperan ser exhumadas de las indignas fosas en las que fueron escondidos sus cadáveres. Como bien sabe la Iglesia, la comunión con los santos espera siglos.
