Otra realidad que hemos visto en la gestión de esta pandemia es la necesidad que tenemos de buenos profesionales en la política. Esto es una cuestión antigua y transversal, porque afecta a todos los partidos políticos desde hace muchos años. Me refiero a la costumbre de ver los cargos de responsabilidad como un premio para algunas personas o como un lugar en que tengo que poner a personas cercanas o a políticos que me apoyen.
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Así, la ambición por el puesto político hace que en determinados puestos de responsabilidad (y no solo los superiores) se sitúen personas que no tienen ni idea de la materia de su departamento, secretaría, consejería o ministerio, personas sin previa experiencia en las materias que son competencia de su cargo, que tienen que aprenderlo todo porque nunca han trabajado en ese sector.
Quienes defienden esta manera de nombrar a los altos cargos dicen que no es necesario que sean especialistas en la materia porque para ello pueden nombrar asesores que son quienes les indicarán lo que tienen que hacer y les enseñarán lo que ellos no saben. Esto no suele pasar en todas las competencias (¿Se imaginan un responsable de justicia que no supiese nada de derecho?) pero sí que sucede en otras.
En un momento de normalidad esto no parece tener mucha importancia. Es verdad que malgastamos unos fondos tontamente (pagar a alguien para que contrate un asesor que haga su trabajo, parece un gasto ineficiente y más valdría poner al asesor en su lugar y ahorrarse un salario) y que no tenemos la garantía de que el asesor sea bueno, porque una persona no sabe sobre un determinado tema ¿cómo va a saber quien puede ser el mejor asesor para ayudarle a desarrollar su labor?
Pero la estructura montada puede funcionar mejor o peor por inercia y por la cantidad de buenos profesionales que hay el na administración pública.
Pero cuando aparecen los problemas o hay que afrontar situaciones excepcionales ¿Qué puede solucionar un responsable que no tiene ni idea de los conceptos básicos relacionados con el mismo? ¿Que tiene que preguntar constantemente para enterarse de lo que está pasando y de cómo funciona todo? ¿Cómo va a ejercer una labor de liderazgo para afrontar con garantías los hechos ante los que se enfrenta?
Requisitos mínimos
Al igual que en el Banco de España o un hospital tiene que dirigirlos un técnico de reconocido prestigio y experiencia, tendríamos que generalizar esto para los puestos de responsabilidad en nuestras administraciones.
El partido del gobierno podría escoger a aquél que es más afín a su ideología, por supuesto, pero creo que para el futuro tenemos que plantearnos que el candidato tenga que cumplir unos mínimos de conocimiento y experiencia en el sector del que se van a encargar y buscar sistemas para que esto se pueda acreditar.
Esto no garantiza que lo vaya a hacer bien o como a nosotros nos gustaría, pero al menos va a tener unos conocimientos que permiten tener una idea propia de cómo llevar a cabo su labor y no tiene que depender de otros por su ignorancia sobre el tema. Incrementar la profesionalidad de ministros, secretarios generales o autonómicos y directores generales, exigiendo unos requisitos mínimos de conocimientos y experiencia sería construir un futuro mejor en lo que es de todos.