‘Precious Light’ no se limita al Antiguo Testamento sino que Mach se adentra en el Nuevo Testamento y comienza haciéndolo con su Natividad (2011). El artista conoce bien el relato pues aunque no es una persona religiosa se educó en un entorno familiar y comunitario cristiano, así que esta representación cuenta con muchos de los elementos convencionales de los belenes tradicionales.
La Virgen María acaba de dar a luz y reposa desnuda de cintura para abajo con su cría al pecho. La imagen que recortó muestra aún los signos de gravidez. Está recostada en una cama convencional de gruesos soportes ornamentados, pero lo que la cubre es un caos. San José –blanco, rubio, con gafas y vestimenta occidental– trata de construir una chabola apresuradamente pues está anocheciendo. La caseta que trata de construir está ubicada en una escombrera de las afueras de una ciudad en la que podemos reconocer a Florencia por la cúpula de Santa Maria del Fiore y los puentes sobre el río Arno.
San José se afana en su precaria construcción. Posiblemente está aprovechando los restos de una antigua construcción que hicieron aprovechando dos viejos postes de electricidad. Un automóvil volcado ofrece protección por un lado a la madre. La puerta y bajos están cubiertos por una tela roja que proporcionan un apoyo más amable a la madre de Jesús. La cama está rodeada de escombros, restos de arbustos, paja, cuerdas, plásticos, detritos.
Un muñeco tirado yace bajo un corderito vivo. Prefigura la idea de Cristo cordero de Dios y la refuerza indicando que Jesús será un muñeco –inocente– roto, despreciado, abandonado por los suyos. Otro cordero está tras la trasera del automóvil y sobre este dos pequeños gatos callejeros, uno blanco y otro negro, hacen la función del acompañamiento animal a la Sagrada Familia, recurso típico de cualquier Belén tradicional. El asno y el buey –animales de granja con alto valor– son sustituidos por dos gatos callejeros, sin hogar y mendigos, a la vez que tiernos e inocentes.
Dignidad en la precariedad
Subido a una escalera, San José trata de extender una lona sobre las vigas superiores para que ofrezcan techo a la familia. Los cruces de columnas y vigas configuran un complejo de cruces que traen a la conciencia el futuro del niño que acaba de ver la luz. La pobre madera del portal de Belén, la madera de la carpintería familiar y los maderos donde será crucificado forman un continuo de materia que va a acompañarle a lo largo de la vida. El suelo de la plataforma de la casa destruida está roto y sobre una de las vigas se puede distinguir una rata que se acerca al corderito y el muñeco. La amenaza de la cruz y la amenaza del mal ya acechan a esta Natividad.
Junto a tal desastre de familia sin hogar, hay una silla con una escoba apoyada. Indica una pobreza limpia y ordenada. En medio de la precariedad se cultiva la dignidad. En el suelo hay un rollo de papel higiénico, signo de civilización y limpieza también. La familia ha colgado de una viga algunos de sus enseres básicos como un cazón, un calcetín mojado o donde calentar leche. El aprovechamiento ilegal del tendido eléctrico permite tener luz que como dos velas enmarcan a ambos lados la maternidad de Cristo.
El descampado donde resiste aún parte del esqueleto de esa caseta está recorrido por un regato y hay un coche abandonado. Hay un letrero en el que posiblemente dice que está prohibido verter escombros. Se ven unas figuras lejanas. El primero es una cabra y tras ella un pastor semidesnudo cumple a función de visitante. Más a lo lejos siguiendo el tendido, hay tres figuras que podrían ser los tradicionales tres sabios de Oriente que buscaron y veneraron a Cristo nacido.
La composición es muy delicada. Es sorprendente la maestría que alcanza Mach en la creación de la luz valiéndose de collage, efecto mucho más difícil de conseguir que mediante pintura. Los planos de luz son diversos y forman una sede con una muy peculiar luminosidad.