Una de las tragedias propias de nuestra época es que ya nos acostumbramos a las mentiras de los políticos. A fuerza de escucharlas todos los días, hemos llegado a pensar que forman parte esencial de su personalidad. Sobre todo cuando prometen en campaña, pero también cuando reportan resultados, no tienen empacho en decir tal cantidad de falsedades que impresiona su cinismo y desfachatez.
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Algo semejante sucede con los distractores, que utilizan para desviar la atención y no atender a los problemas en verdad importantes. No bien surge un escándalo en su administración y, cual magos de circo, sacan de su sombrero los más diferentes artilugios para que apartemos la vista de lo incómodo. Si en mentir tienen maestría, en distraer poseen varios doctorados.
Pero, como dicen los jóvenes en México, a veces “se la bañan”, porque una cosa es meter en la agenda de la discusión pública un posible cambio a la ley, para no pensar en lo que pueda decir un narcotraficante preso en los Estados Unidos, y otra, como lo acaba de hacer Nicolás Maduro en Venezuela, prescribir un cambio en la fecha de la Navidad.
Así, para dejar de exigir claridad y objetividad en los resultados de las elecciones presidenciales, del pasado 29 de julio, nos ha salido con esta ocurrencia. Prácticamente todos los países han protestado por la terquedad de Maduro y su persecución a organizaciones y personas opositoras. De ahí que, en vez de responder con hechos duros -las actas electorales que no ha entregado- pone sobre la mesa una nueva cortina de humo.
Entonces, si en México el presidente saliente afirma que nuestro sistema de salud es el mejor del mundo, en Venezuela la Navidad ya no será el 25 de diciembre, sino el 1º de octubre, por decreto del mandatario que no quiere irse.
No estamos ante la fijación del horario de verano, o la datación de las olimpíadas, o el inicio del ciclo escolar, fechas movibles de acuerdo a diferentes circunstancias. La Navidad, salvo en algunas culturas, tiene tiempos precisos, fundamentados en datos históricos y teológicos, y no puede someterse al capricho de un dictador. Los obispos de aquel país le recordaron al líder chavista que “esta festividad no debe ser utilizada con fines propagandísticos…”.
En fin. No nos extrañe que, en un arranque nacionalista de estos caciques, a alguno se le ocurra decretar que no es la tierra la que le da la vuelta al sol, sino al revés, y así enfatizar que somos el centro del universo. ¡Para el baile vamos!.
Pro-vocación
No deja de llamar la atención el papa Francisco. Dentro de tres meses cumplirá 88 años, y no obstante tales calendarios a cuestas y las enfermedades que también carga, se fleta un viaje a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Pero en esas regiones con culturas tan machistas, soltó un elogio al genio femenino: “Las mujeres tienen la fuerza de dar la vida, de construir, de hacer crecer un país”. Órale.