VIERNES
Escapada exprés a Málaga. Pregonero indigno de la Pura y Limpia Concepción de María Santísima, organizado por la Archicofradía de los Dolores de San Juan. Ponerse a los pies de Nuestra Señora de los Dolores, sus cinco lágrimas sobre el rostro y sus manos abiertas para salir al encuentro de cualquier crucificado mueve y remueve. Contemplación para quitar el espesor que a veces enturbia la Pureza de María, de aquella mujer de Nazaret. Cuando hablamos de la Limpia y Pura, sin quererlo, el imaginario nos juega una mala pasada y nos lleva directamente a lo material, a lo impoluto por su no uso, como toda aquella pieza de museo a la que se protege del más mínimo riesgo para permanecer tan reluciente como intocable.
Más aún, en tiempo de falsos purificadores. Y no solo lo digo por las máquinas y algunos charlatanes que, hoy como ayer, nos intentan colocar humidificadores mágicos para oxigenar el ambiente. Bajo el paraguas de una tradición falseada se esconde un tradicionalismo ideológico y nostálgico y aflora un sentimentalismo elevado a la enésima potencia. Un corazón puro y limpio, que no inerte. Late. Como el de cualquier madre. Late a dos mil por hora y se embarra tanto por su prima Isabel como por los que se quedaron sin vino en Caná. María, la Limpia y Pura de corazón que se embarra, la Inmaculada que mancha sus manos, ruega por nosotros.
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DOMINGO
Cuidado con lo que se dice en Sevilla. Cualquier desliz poco diplomático corre como la pólvora. Lo comentado como chascarrillo puede que no sea secreto pontificio, pero debería tratarse como tal.
MARTES
Se disparan las ‘X’ a favor de la Iglesia en la Diócesis de San Sebastián. Un 3,47% más de guipuzcoanos que en la campaña anterior, frenando un ciclo de bajada continua. Dos años de relevo episcopal.
MIÉRCOLES
Cuando la DANA asoló, la solidaridad la derrotó. “En un mes conseguimos prácticamente lo que en la pandemia recaudamos en seis meses”. Lo desvela Manuel Bretón, presidente de Cáritas Española. Pero los especialistas en agitación de redes turbulentas quisieron ensuciar con ‘fake news’ a la plataforma eclesial. “Confundir a las personas más vulnerables es verdaderamente terrible y debilita la confianza en las instituciones, en quienes estamos más próximos a los afectados”. Un lamento que no va más allá. Hace bien Bretón: “No podemos dedicarnos a contrastar bulos. Nuestra labor es la humildad”.
