José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

La reforma de la pastoral familiar se materializa en Roma


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JUEVES 23. Los temores del cardenal Farrell se esfuman. No las tenían todas consigo de que el congreso pastoral sobre ‘Amoris laetitia’ discurriera con fluidez. A pesar de que su encaje de bolillos para contentar a todos se había resuelto con éxito antes de llegar a Dublín. Además, la conferencia alternativa que planearon quienes quieren tumbar la exhortación apostólica no ha tenido eco alguno. Quizá porque concentran sus fuerzas en otros frentes… Mientras, parece que el Encuentro asimila con naturalidad el hecho de que sean las familias las que tengan voz y voto, las que hablen de sus problemas cotidianos y no sean otros quienes les ofrezcan recetas etéreas de laboratorio. Una reforma que también parece materializarse en Roma en tanto que en otoño me anuncian que la vieja guardia abandona el dicasterio y sus alrededores.

SÁBADO 25. Sigo al minuto el viaje a Irlanda. Algo falla en el engranaje vaticano cuando los supervivientes de abuso por parte de la Iglesia, tras reunirse con el Papa, relatan cómo Francisco les confesó con estupefacción que no conocía el drama de las más de 100.000 mujeres que fueron apartadas de sus hijos en centros regentados por religiosas irlandesas por el mero hecho de ser madres solteras. Algo falla en la comunicación interna. Todavía.

DOMINGO 26. La detonación controlada de un nuncio jubilado. La petición de perdón de un Papa nada más arrancar la eucaristía. Se precipitan los acontecimientos. El vendaval del Phoenix Park de Dublín es literal y literario. Y en medio de todo esto, unas mujeres acolitando en el altar. No menos sorprendente. Al menos para alguien que no recuerda imagen así en España. Lástima que la escena femenina nada anecdótica se diluya entre tanto bullicio no menos relevante.

LUNES 27. Caigo en la cuenta. Repasando las imágenes de la misa de clausura del encuentro de las familias, veo pocas banderas y pancartas del Camino Neocatecumenal. Por primera vez en muchos años, Kiko Argüello no convoca a los suyos al día siguiente de un macroencuentro organizado por Roma. Optó por convocar y personarse en un encuentro el fin de semana con 25.000 jóvenes en Murcia. Pregunto. Y me explican que la realidad eclesial se volcó hasta tal punto con las celebraciones de sus 50 años en Roma en mayo que las cuentas no salían para viajar de forma masiva a Dublín. Así se lo hizo saber Kiko al Papa. Una ausencia más que presente.

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