Me inocularon por tercera ocasión y la reacción fue terrible, llegué a sentirme como si me hubiera enfermado de gripa fortísima. Voy mejorando, sé que fue una reacción normal y que pronto pasará. No siempre sucede así en todos los organismos; sin embargo, invito a que sigamos las indicaciones sanitarias y nos vacunemos como un acto de responsabilidad social e individual, y pensar que todavía hay quienes siguen dudando acerca de la eficacia y seguridad de las vacunas.
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En esta ocasión abordaré el tema de la salud, cuando la tenemos, a veces llegamos a ignorarla. Si la perdemos, nos damos cuenta que estuvo ahí durante mucho tiempo y que no le dimos la importancia que realmente se merecía. Actualmente la salud es un bien que se desea, se procura y sin duda, se cuida. Los casos de contagio se han incrementado de una manera vertiginosa, las estadísticas indican que en unos días media población mexicana estará contagiada por esta variante del SARS-COV2 Ómicron.
Salud para quienes lo pidieron con fe
Es responsabilidad de todos cuidar y cuidarnos. Han sido dos años de pandemia y es incierto cuánto más tendremos que vivir así. Muchas han sido las recomendaciones las cuales pasan por el cuidado de nuestra mente y espiritualidad, elementos que nos permiten enfrentar este momento de emergencia sanitaria. Nuestra vida ha cambiado y lo sabemos, por ahora no volverá a ser la misma, tendremos que aprender a convivir con este “bicho”, somos la generación “covidiana” y de ninguna manera nos enorgullece ser parte de ella.
La salud es un tesoro que desde tiempo atrás se ha buscado por diferentes medios, en el tiempo de Jesucristo, fue sin duda una forma de dar a conocer el Reino, por medio de los milagros que impactaban directamente a la salud de quienes los recibían. Se habla de una enorme cantidad de sanaciones, tantas que no cabrían en los libros, nos quedan algunas escritas por los evangelistas y son precisamente esos actos que devolvieron la salud a quienes lo pidieron con fe.
“¿Qué quieres que haga por ti? -Le preguntó. Rabí, quiero ver -respondió el ciego. Puedes irte -le dijo Jesús-; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino”. Marcos 10, 51-52
Una nueva oportunidad de vivir
Un acto milagroso visto desde quien sanaba, algo que los médicos de la época no pudieron explicar. Jesús simplemente cambiaba el curso de la enfermedad, para confirmar que era el Hijo de Dios y que tenía el poder de dar la salud y de perdonar los pecados. Al devolverles la salud, les ofrecía también el poder disfrutar una nueva oportunidad de vivir y rectificar el camino.
Estoy seguro que valoraron sus vidas, le dieron un nuevo sentido a su existencia y es que eso sucede cuando sanamos o cuando regresa la tan preciada salud a nuestras vidas. En tiempos tan inciertos como los que vivimos, es necesario seguir las instrucciones sanitarias y ser muy cuidadosos de no contagiar o que nos contagiemos, siempre con la posibilidad de que al seguir al pie de la letra estas recomendaciones pueden fallar, todavía seguimos aprendiendo.
Nuestra fe nos permitirá seguir adelante y continuar avanzando en esta pandemia, la confianza en Nuestro Señor nos permitirá enfrentar esta realidad, también están las vacunas y sus refuerzos que ayudan en gran medida.
“Yo soy el Señor, que les devuelve la salud” Éxodo 15-16.