Desde distintos estratos nos hacen ver que la ciencia económica es objetiva y que sus conclusiones son irrefutables. Es verdad que como toda ciencia busca unas respuestas objetivas a preguntas que nos hacemos. Pero hay dos cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de afrontar esta y otras ciencias sociales que complementan a la que veíamos la semana pasada.
- PODCAST: Ángeles custodios entre nosotros
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
- La primera es que el hecho de que sean objetivas no significa que sean realmente irrefutables. Siempre pueden aparecer nuevas investigaciones o nuevos paradigmas de investigación que demuestren que lo anteriormente dado como verdadero no lo es totalmente o no lo es en absoluto. Eso nos tiene que hacer ir con cuidado cuando exponemos ciertas cosas como verdades absolutas y nos llama a la humildad para reconocer que siempre podemos estar equivocados.
- Pero la segunda, y sobre la que quiero hacer hincapié hoy es que, mientras que las respuestas siempre buscan la mayor objetividad posible a través de un método de trabajo científico, las preguntas nunca son objetivas, sino subjetivas. Es decir, aquello que nos preguntamos para buscar respuestas científicas está siempre determinado por aquello que pensamos que es mejor o peor, por aquello que creemos que es lo que tenemos que conseguir o evitar.
Existe lo que Jordan B. Peterson denomina mapas de sentidos y que de una manera más sencilla podemos llamar “creencias” que son previas al método científico. Sin ellas, no tenemos preguntas a las que contestar, no podemos comenzar nuestra actividad científica.
Si estudiamos el cuerpo humano es porque queremos curarnos de las enfermedades. Aquí hay una concepción previa al estudio científico de la medicina: considerar que curar las enfermedades es bueno. Porque el conocimiento de las personas y de las enfermedades también podría servir para matar a más gente y de una manera más rápida. Este acuerdo previo obedece a unas creencias, a un mapa de sentidos determinado y por ello intentamos estudiar el comportamiento de nuestro cuerpo y de sus enfermedades, con una finalidad determinada, la de curarlas.
Afirmaciones discutibles
Con la ciencia económica sucede lo mismo. Nuestro conocimiento científico está aposentado sobre unas creencias que son las que determinan nuestras preguntas y por lo tanto, la dirección que toma nuestra ciencia. Es necesario conocer cuál es la base de creencias sobre la que se asienta todo el conocimiento científico de la economía. Porque gran parte de él está cimentado en una determinada corriente de la filosofía, el utilitarismo, y las afirmaciones que este realiza son, al menos, discutibles.
Por ello, la Doctrina Social de la Iglesia tiene algo que decir en la economía. No para dar respuestas científicas a los problemas planteados, sino para presentar los problemas que debemos estudiar. La cosmovisión que presenta sobre las personas y la sociedad, conlleva preguntas muy diferentes que aquellas que está intentando responder la economía en estos momentos.