El pasado jueves 7 de marzo, Francisco de Roma recibió en audiencia a participantes del Congreso Internacional Inter-universitario ‘Mujeres en la Iglesia: artífices de la humanidad’. Me llaman la atención los dos énfasis del discurso papal.
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Introduce su mensaje con una constatación, “la Iglesia las necesita, porque ella es mujer: es hija, esposa y madre, y ¿quién mejor que la mujer para revelarnos su rostro”. Y también con una invitación: “Ayudémonos, sin presiones ni desgarros, sino con un atento discernimiento, dóciles a la voz del Espíritu Santo y fieles en la comunión, a encontrar caminos adecuados para que la grandeza y el papel de las mujeres sean más valorados en el Pueblo de Dios“.
Y, al explicar el contenido de la misión femenina, el Papa anota dos características fundamentales: el estilo y la formación. Veamos.
Dice Francisco: “… la mujer, con su capacidad única de compasión, con su intuición y su tendencia natural a ‘cuidar’, sabe en modo sublime ser, para la sociedad, ‘inteligencia y corazón, que ama y que une’, llevando amor donde no lo hay, y poniendo humanidad donde al ser humano le cuesta encontrarse a sí mismo”.
Y, con respecto a la formación, añade: “… hay una forma grave de discriminación, que está precisamente vinculada a la formación de la mujer… en muchos contextos dicha formación es temida, sin embargo, el camino hacia sociedades mejores pasa justamente por la educación de las niñas, de las adolescentes, de las jóvenes, de la que se beneficia el desarrollo humano…”.
Más allá de que la capacidad de cuidar no es exclusiva de las féminas -los varones también podemos y debemos ser buenos cuidadores- es cultural asignarle ese rol al género femenino. Está bien. Ojalá la próxima presidenta de México, por ejemplo, se caracterice por ese cuidado de su pueblo, y no por invitar a la constante confrontación.
Y en lo relativo a la formación, el Papa argentino toca uno de los temas que más preocupan a los machos: una mujer bien preparada. Pues habrá que irnos acostumbrando a ello. En mi experiencia académica de 50 años, las muchachas siempre destacan sobre los varones. No sólo por su responsabilidad, su actitud participativa y su curiosidad intelectual, sino por sus competencias y desempeño.
Pro-vocación
Si revisamos textos del Magisterio de los papas y de las conferencias episcopales sobre las mujeres, nos encontraremos con documentos bellísimos, que exaltan su dignidad e importancia. Las damas que marcharon el pasado viernes en las principales ciudades del mundo: ¿se sienten suficientemente valoradas por esa doctrina de la Iglesia católica? ¿Sienten que esa impecable teoría se ha llevado a la práctica? Escuchando las consignas que gritaron… no lo creo.