Los dulces
Fue el 11 de mayo por la mañana, un viernes de Pascua. Un aviso en Twitter me avisa de que me han comenzado a seguir las Carmelitas descalzas de Peñaranda de Bracamonte, en Salamanca, con su cuenta @carmelitas92353. El perfil en la red del microblogging despierta toda mi curiosidad. Han tuiteado 150 veces desde octubre de 2015, cuando abrieron esta ventana mediática.
Cuentan con 1.117 seguidores –incluyéndome a mí, que no me lo he pensado mucho antes de darle al botón– y que ellas siguen a 5.002 personas, de los cuales conozco a 11. No está mal. En su último mensaje comentan el plan del día:
Buenos dias. Hoy nos pondremos manos a la masa, por eso empezaremos hacer perrunillas, cocos, nevaditos, recortes, varas de San Jose, Bastoncitos de Santa Teresa, dulces de pan, y como no realizaremos las formas para la Eucaristía. Ven y descubre.
— carmelitas descalzas (@carmelitas92353) 11 de mayo de 2018
Aunque el perfil no es solo comercial, también comparten las propuestas de la parroquia de la localidad, recuerdan algunos días especiales de oración y, sobre todo, invitan a que las jóvenes no se resistan a su vocación. “Ven a descubrirla, con los reglas y constituciones primitivas de Santa Teresa”, repiten frecuentemente en este año teresiano.
El documento
Dentro del proceso de puesta al día de algunos de los documentos y orientaciones que está haciendo la Congregación de Religiosos –tras la errática etapa anterior con Franc Rodé a la cabeza– ha llegado el momento que se completen las líneas de renovación de la vida monástica femenina. Lo hace Francisco tras la publicación, en 2016, de la Constitución Apostólica ‘Vultum Dei Quaerereen’ –que sustituía a la anterior de 1950, ¡antes del Vaticano II!–. ‘Cor orans’ ha sido el nombre elegido para el documento que busca aplicar de forma concreta la puesta al día que se anunciaba hace un par de años.
Aunque es un documento con muchos elementos prácticos y con un salto organizativo muy importante al obligar que los conventos y monasterios deban estar, obligatoriamente, federados; el trasfondo es claramente la visión conciliar de toda la vida religiosa, que entendió que la clausura no era un fin en sí misma sino que lo esencial de este estilo de vida era la actitud de contemplación. Todos los temas que se tratan en el documento deben ser interpretados con esta clave conciliar de fondo.
También, el documento habla de los medios de comunicación por parte de las religiosas o de las instituciones que representan. Lo hace de forma muy somera en los puntos del 168 al 171. Con un tono genérico, recomienda a las contemplativas usar “estos medios con sobriedad y criterio” para evitar “vaciar el silencio contemplativo cuando se llena la clausura de ruidos, de noticias y de palabras”, silencio y contemplación que forman parte de la esencia misma de la vida monacal elegida por las religiosas.
La polémica
Alguna prensa española ha leído este documento –o esta mención de pasada de las redes sociales de rejas para adentro– con el trasfondo de la sentencia de la manada y lo viral que se hizo un mensaje de las Carmelitas Descalzas de Hondarribia. Un breve texto sobre el que la crítica de televisión del programa de radio ‘La venatana’ (Cadena SER) decía, el día en el que se conoció la polémica sentencia judicial decía y luego escribía en sus redes sociales: “Hoy, que es un día triste y la noticia que más me reconforta es este comunicado de las monjas carmelitas de clausura de Hondarribia”.
Se refería al post de Facebook en el que las religiosas señalaban: “Nosotras vivimos en clausura, llevamos un hábito casi hasta los tobillos, no salimos de noche (más que a Urgencias), no vamos a fiestas, no ingerimos alcohol y hemos hecho voto de castidad. Es una opción que no nos hace mejores ni peores que nadie, aunque paradójicamente nos haga más libres y felices que a muchos”. Y, desde la libertad, se sumaban al dolor de la víctima de los sanfermines.
Por ello, en otro lugar del escrito continuaban diciendo: “Hay muchas cosas que nosotras tampoco sabemos, pero sí que pensábamos que desde nuestra posición, es una posición de alguna manera transversal, es importante decir: esto no es una reivindicación de una pocas, es una reivindicación de toda la sociedad, y nosotras que estamos aquí en clausura y que no salimos por la noche, también nos sentimos amenazadas y también nos sentimos implicadas en todo esto y en todo lo que atañe en el fondo a una injusticia”.
Parece que en este caso –puede que con otras monjas tuiteras no haya sido igual– se dan la “sobriedad y el criterio” que pide el Vaticano.