Cuando el ser humano no tiene recursos para expresar lo que vive y lo que siente recurre al arte. No es que yo destile arte precisamente, pero tengo el privilegio de tener amigos artistas que son capaces de mirar creativamente la realidad y expresarla de modos nuevos. Uno de estos amigos es Adrián, @sopasconhondas en Instagram por si queréis ver sus diseños. En julio participó en un certamen de arte urbano en el barrio de Lavapiés y su aportación me resultó tremendamente sugerente. Las imágenes que hizo pretendían mostrar cómo la relación con los demás hace que salgan a la luz distintas dimensiones de nosotros mismos. El contexto, las situaciones y las personas que nos rodean hacen que nos proyectemos de formas distintas y descubramos facetas que no siempre sabíamos que escondíamos.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Toda la actualidad de la Iglesia sobre el coronavirus, al detalle
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Somos seres en relación
Sus dibujos me han hecho pensar, una vez más, en la complejidad del ser humano. Somos seres en relación, nunca hechos del todo y siempre dispuestos a que los encuentros con los demás muestren aspectos que jamás hubiéramos pensado que estaban ahí. Los vínculos que vamos generando con las personas que nos rodean no nos dejan indemnes y generan, como si se tratara de elementos químicos, reacciones distintas que no siempre son fáciles de prever. De algún modo, el encuentro con los otros nos recrea.
Me venía a la cabeza que esto es parecido a lo que expresa el segundo relato de la creación del Génesis. Solo se ponen palabras en boca de Adán cuando este se encuentra ante Eva y puede afirmar: “Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn 2,23). De este modo, con la capacidad para hablar y decirse a sí mismo, se culmina la creación del ser humano. Nos sucede algo parecido, pues descubrimos algo de nosotros que permanecía escondido cuando estamos frente a un tú distinto y nos vemos a través de sus ojos. Como muestran los diseños de mi amigo, la lupa de los otros saca a la luz facetas escondidas ¿no es un privilegio?