Albina Yaloza (Jártov, Ucrania, 1978) ha hecho una recuperación moderna de la tradición ortodoxa de los iconos, en el curso de un proceso de investigación profundo de varios años que comenzó en 2011.
En 2014 realizó el proyecto ‘Beyond’, que le llevó a recrear a partir de mínimos fragmentos un conjunto de paisajes evangélicos que iban desde el Bautismo hasta la Ascensión (Yaloza, 2014h). El proyecto incluyó una serie de cuadros aparentemente iguales en los que se presentaba el torso del Crucificado y que denomina la serie Beyond, Más Allá.
La apariencia de la serie era la de cinco radiografías de rayos-X –conocidos como rayos Röntgen en Europa del Este- realizada a Cristo mientras está extendido en la cruz. Aparecían expuestas una al lado de la otra, del mismo modo que se podrían encontrar en una clínica para el examen del cuerpo médico. Entre los cinco cuadros no hay apenas cambios aparentes. Hay que mirar en su interior para descubrir qué es lo que se mueve distinto en ellos.
La serie tiene su origen en un viaje que Albina realizó a la ciudad de Piran, en Eslovenia y que cuenta Kateryna Nosko (2015), quien colaboró con Albina en Ya Gallery. Allí se encontró un crucifijo que formaba parte de la decoración exterior de un antiguo cofre, parte de una colección particular. Cuando examinaba el cofre, lo abrió y se encontró en su interior tres clavos. La razón de que estuvieran allí no llegó a conocerla, pero como si ella misma fuera el cofre, esos clavos no dejaron de moverse por su interior como semillas de una idea.
Se sabe que los objetos extraños viajan por el cuerpo. Mi abuela Francis tenía un trozo de aguja de calcetar que se le clavó. Al sentarse encima de ella mientras calcetaba se rompió y un fragmento se metió en su cuerpo. Ella sentía la aguja moviéndose por su cuerpo como si fuera una barca recorriendo los mares del mundo. También Albina se llevó esos clavos en su interior y le fue dando vueltas a una idea profunda.
Obviamente, .esos tres clavos remiten a los clavos de Cristo en la Cruz, de los que se dice que están custodiados en lugares como la Santa Cruz de Jerusalén, la Catedral de Milán e incluso el Palacio Real de Madrid. Como con tantos otros artefactos simbólicos, la continua elaboración artística y legendaria sobre dichos clavos supera el hecho histórico. Yaloza continúa trabajando sobre el alcance existencial y estético de esos clavos, que casualmente se encontró dentro de aquel cofre en Eslovenia.
Esos clavos no solamente clavaron las manos y pies de Cristo, sino que esa condena y el abandono de sus amigos bien le hizo sentir que esos clavos se hundían en su interior. Yaloza reflexiona sobre el dolor de la Pasión y de las pasiones de la vida, y para eso lleva los clavos de Cristo a su interior.
Si observamos de cerca cada cuadro, observaremos gracias a los rayos-X que en interior del cuerpo crucificado hay tres clavos. En cada uno de los cuadros aparecen en distintos lugares, lo cual indica que se mueven por el interior como le ocurría a mi abuela Francis y a quien tenga cuerpos extraños sueltos dentro de su cuerpo. Esos objetos –y esos clavos- solamente dejarán de moverse cuando hayas muerto. Entonces, se quedarán en el lugar al que hayan llegado.
Como los dolores de la vida, no desaparecen, sino que esas heridas se van moviendo por nuestro cuerpo. La reflexión sobre el dolor tendrá una larga incubación en Yaloza y en 2017 dedica un proyecto específico a esta cuestión, denominado Whitened Pain. Todos tenemos clavos de dolor en nuestra vida. Algunos tan pequeños que los disolvemos y desaparecen de nuestra vida. Pero otro puñado de ellos los llevamos clavados bien hondo y circulan por nuestra vida y nuestro interior. Quizás fallecimientos de seres queridos, separaciones, pérdidas, fracasos… Indican que estamos vivos y también nos recuerdan la dureza de una realidad que pincha y hasta puede matar. Puede que hayan sido perdonados e incluso que en ellos haya mucho más de semilla que de metal, pero son cicatrices móviles que forman parte de nuestra vida y siguen viajando por nuestro curso interior.
Sin embargo, Yaloza va más allá. Esos clavos internos no son solamente los dolores que cargamos y que se convierten en una presencia permanente en nuestra vida.
Los cinco cuadros forman una serie que no tiene comienzo ni final. Son arbitrariamente cinco pero podrían ser muchos más, es una serie sin fin. Y en ellos se muestra el viaje de los clavos por el cuerpo interior de Cristo. Y, efectivamente, como los clavos solamente se mueven en cuerpos vivos, Yaloza nos transmite un mensaje de gran profundidad: Cristo sigue vivo.
Lo explica muy bien su compañera de Ya Gallery, Kateryna Nosko, que asistió a cómo se creó la serie: esos cuadros en serie que parecen iguales y en donde la variación perceptible es el movimiento de los clavos, “no tienen ni un punto de partida ni final, están fuera de todos los posible sistemas de cálculo. Su esencia se otorga inicialmente a la misericordia del infinito, a lo que nunca cesará, lo cual no lleva más lejos: a la conclusión sobre la vitalidad de Jesús, a la incesante trascendencia de su actividad vital” (Nosko, 2015).
El cuerpo radiografiado del Crucificado hace aparecer esos planos superpuestos tan característicos y sugerentes de Yaloza. Como en Bautismo, la artista envuelve la figura con una difuminación fluorescente que nos hace acercarnos desde el misterio y lo liminal. La composición técnica del cuadro impide que poseamos con nitidez la imagen, nos obliga a unir distintos planos compositivos. Una buena pedagogía en un mundo que tiende a escindir los planos interiores de las cosas y las criaturas.
El Cristo tiene la cabeza inclinada. Distinguimos la mancha de la barba en el rostro, las cejas y los ojos que miran abajo. Una línea superior en la cabeza parece ser parte de la corona. El cuerpo tiene una fuerte complexión, es casi un cuerpo desplegado. Yaloza no pudo no pensar que el propio torso de Cristo era cofre abierto. Esa mancha oscura bajo su diafragma tiene mucho de oscuro interior encofrado. La textura del cuerpo es paisajística, un mundo radiante sobre un fondo oscuro, el cielo atormentado del Jerusalén de la Pasión.
La serie Beyond nos lleva precisamente Más Allá de la piel y la exterioridad y nos conduce a lo que Ignacio de Loyola llamaba el conocimiento interno del Crucificado.
Referencias
Todas las imágenes proceden de Ya Gallery (Yaloza, 2017).
- Filonenko, Borys (2017) Whitened Pain: Albina Yaloza. Kiev: Ya Gallery.
- Nosko, Kateryna (2015) Artista Albina Yaloza: capas del mismo lado. Style Insider, 2 de enero de 2015.
- Vidal, Fernando (2017a) Epifanías del Siempre: Albina Yaloza.
- Vidal, Fernando (2017b) Albina Yaloza: salvar las formas
- Vidal, Fernando (2017c) La Ascensión de Albina Yaloza
- Yaloza, Albina (2017) Albina Yaloza en Ya Gallery. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2017b) Whitened Pain. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014a) Bautismo. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014b) Última Cena. Acrílico, linóleo, lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014c) La Traición. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014d) Eucaristía. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014e) Five. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014f) Beyond. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014g) Piedad. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014h) Ascensión. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014i) El Grial. Acrílico, linóleo, lienzo. Kiev: Ya Gallery.