‘Los dos Papas’ y un final por escribir


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Estaba cantando que la histórica renuncia de Benedicto XVI acabaría siendo carne de película. Dario Edoardo Viganò, entonces al frente de la televisión vaticana, dejó secuencias impagables en la realización televisiva del adiós de Ratzinger, con un anciano Papa que, agotadas sus fuerzas por los jabalíes que devastaban la viña eclesial, abandonaba el Vaticano en un helicóptero para recluirse voluntariamente en el silencio y la oración.

Una imagen que, efectivamente, recoge Los dos Papas, la película que Netflix estrenará en algunas salas de cine a finales del próximo noviembre. Viendo el tráiler oficial –además de apreciar ya detalles de la interpretación de un Anthony Hopkins (como Benedicto XVI) siempre sorprendente, y un Jonathan Pryce que, desde su papel como el Gorrión Supremo en Juego de Tronos, se intuía que acabaría interpretando a Francisco, dado su parecido físico– se puede pensar que el director Fernando Meirelles va a jugar al maniqueísmo, con un Ratzinger malo y un Bergoglio bueno, aunque deja entrever el grandioso gesto sin el que, probablemente, el empeño de la reforma eclesial del Papa argentino no habría sido posible.

fotograma de la película 'los dos papas', de Netflix, estrenada en noviembre de 2019 e

Fotograma de ‘Los dos Papas’, con Anthony Hopkins (Benedicto XVI) y Jonathan Pryce (cardenal Bergoglio)

Ignoro en qué punto acaba la película. ¿Con el helicóptero sobrevolando San Pedro con un anciano que deja en manos de su “mayor crítico” –como le dice Ratzinger al propio Bergoglio en la película– la tarea de limpieza que comenzó él? ¿Recogerá las visitas de Francisco en su cercano retiro a un cada vez más consumido Benedicto XVI, de quien dice escuchar sus consejos? ¿Llegará a retratar el cada vez más evidente desencuentro con él de un Papa emérito, de nuevo rodeado por jabalíes que se sienten acosados, y a quienes prestaría oídos e imagen? El verdadero final no está escrito, claro, pero lo que se escucha estos días desde Roma a raíz de los cambios en el antiguo Instituto Juan Pablo II para la Familia anuncia capítulos inquietantes en la historia de estos dos Papas.