La evaluación de los seminarios españoles concluye que hay una excesiva ideologización de demasiados seminaristas y que esa desviación procede de su formación en movimientos externos. Los jóvenes no son así, es el resultado de un modelo.
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Cuando se señala el excesivo porcentaje de jóvenes ideologizados en seminarios o las tendencias conservadoras en convocatorias pastorales, se suele decir que la actual generación es más conservadora que en el pasado. No es verdad. Los jóvenes españoles no son conservadores. Al contrario: solo uno de cada cinco se autoidentifica como de derechas.
Los datos: entre los jóvenes españoles de 18-24 años, hay un 46,4% de izquierdas, 11,8% de centro y 20,6% de derechas. Entre jóvenes de 25-34 años, hay un 47,9% de izquierdas, 30,8% de centro y 18,3% de derechas.
Pero la Iglesia no atrae a casi nadie progresista y a pocos liberales. El 55% de católicos practicantes de 18-24 se autodefine de derechas, y también el 50,4% de los practicantes de 25-34 años. Entre no practicantes de 18-24, hay un 29,4% de izquierdas, 32,4% de derechas y 34% de centro. Entre no practicantes de 25-34 años, hay un 30,6% de izquierdas, 25,5% de derechas y 41,1% de centro.
Problema de comunión
¿Por qué esa mayoría conservadora entre católicos practicantes? Los estudios intergeneracionales señalan que la principal razón para la desaparición de los jóvenes católicos progresistas de las iglesias es que sus padres se sintieron expulsados de la Iglesia al percibir politización derechista de la misma. Es un problema de comunión. El actual dominio hiperconservador ha sido programado.
No obstante, lo más preocupante no es que haya un porcentaje tan alto de ideología política conservadora, sino su primacía de un enfoque hiperideologizado del Evangelio. Ahí está la quiebra.