Teresa Gutiérrez JEC
Coordinadora Europea de JECI-MIEC

Los jóvenes tomamos el Parlamento Europeo


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La primera vez que viajé a Bruselas estaba muerta de miedo. Sabía que cuando llegase había un par de amigos que me recibirían, tenía algunas certezas. Pero me lanzaba sola al vacío, a probar suerte en un conservatorio cuya realidad no conocía, en un país del que apenas sabía nada. Viajaba con la esperanza de que ese fuera mi sitio, en un momento en el que estaba completamente perdida.



Me sentía esperanzada, aunque aún con un cierto vacío, cuando caminaba de casa de mi amiga al conservatorio la primera vez a conocer al que podría ser mi profesor. Unos meses después volví para realizar el examen de ingreso, que no pasé. Parecía que no tenía que ser en ese momento. Lo que sí que estaba claro es que Bruselas me gustaba y que me encontraba completamente sumergida en un gran cambio de etapa vital. Por esas fechas, comenzaba mi andadura en la JEC, que fue decisiva en ese momento, y lo sería posteriormente.

La Juventud Estudiante Católica Europea en Bruselas

Después de unos años he vuelto a la misma ciudad coincidiendo con otro gran cambio en mi vida, pero ahora tanto las sensaciones como la razón de viajar han sido muy diferentes. Me iba a reunir con unas 1.300 personas jóvenes de toda Europa entre las que se encontraban varias de mi movimiento. Algunas de ellas muy importantes en mi vida. Me esperaban unos días celebrando en el Parlamento Europeo el ‘LevelUP!’, una actividad organizada por el European Youth Forum (Foro Europeo de la Juventud), la mayor plataforma de organizaciones juveniles de Europa, entre la que está JECI-MIEC. Ha sido una experiencia llena de aprendizaje y en la que he podido ampliar mi mirada hacia una realidad más global.

‘Unidas en la diversidad’

Desde Bruselas nos fuimos a compartir unos días más con un grupo de 40 personas a una sesión de estudio en el Centro Europeo de la Juventud de Estrasburgo. Esta vez, a una actividad organizada por JECI-MIEC con el títuloUnited in diversity‘ (‘Unidas en la diversidad’), pudimos conocer de primera mano diferentes realidades relacionadas con la diversidad desde el fenómeno de la migración, la salud mental o la perspectiva de la Iglesia, entre otras cosas.

Nos acompañaron, aparte de los países con los que solemos contar en estas actividades, personas de contextos tan diferentes al mío como de Noruega, Líbano, Dinamarca, Albania, Etiopía, Armenia o Georgia, dándonos una visión mucho más global y realista del tema sobre el que estábamos trabajando. Estos días me han interpelado de muchas formas, y ahora toca comenzar a colocar nuevas y antiguas llamadas, e integrarlas en mi vida.

Siento que estos encuentros ya no los vivo desde la misma perspectiva, porque ya no soy la misma. Mi etapa de estudiante, aunque no ha acabado, ya no es igual. A las puertas de empezar una tesis doctoral, me encuentro mirando con ternura a la Teresa de 17 años que no sabía qué hacer con su vida universitaria (o con su vida, en general) y diciéndole: “Lo estamos consiguiendo”. Mis miedos tampoco son los mismos, aunque los siga teniendo, y creo que tengo la mirada mucho más amplia y abierta a lo nuevo.

La Juventud Estudiante Católica Europea en Estrasburgo

La Juventud Estudiante Católica Europea en Estrasburgo

Estos días han sido muy especiales por muchas cosas. Me he visto reflejada en varios participantes. En esa chica de 16 años que no se atrevía a hablar rodeada de gente tan “experimentada”, pero que finalmente lo hizo, regalándonos aportaciones enriquecedoras para todas. En ese universitario con madera de líder, pero algo asustado por adquirir una responsabilidad dentro del movimiento.

Mi llamada en este encuentro ha sido a pegar un empujoncito, como hicieron conmigo, a estas personas con ganas, talento y grandes ideas. A pasarles el micrófono y hacerme a un lado, pues este espacio ya no me pertenece de la misma forma. Es una sensación agridulce, saber que pronto me tendré que despedir de una etapa viendo que jóvenes de toda Europa toman el movimiento en sus manos y contribuyen a que esta rueda sea girando.

La evangelización dentro del mundo del estudio y la cultura sigue siendo mi sitio, al menos de momento. No tengo ni idea de cómo se va a materializar a partir de ahora. Pero creo que estoy escuchando a lo lejos, como un susurro, a la Teresa del futuro diciéndome: “Confía”. Y de forma más cercana y clara, aún me resuena ese versículo que me acompaña en todo cambio de etapa: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” (Mt 10, 8).