Unicornio, dícese del “animal fabuloso que fingieron los antiguos poetas, de forma de caballo y con un cuerno recto en mitad de la frente”. Esta es la definición que nos da el diccionario de la Real Academia de la Lengua sobre este término. Pero el domingo 27 de enero (pág. 8), en el suplemento Negocios del país, veíamos una noticia que hablaba de una empresa de la que se decía: “La plataforma fundada en Barcelona en 2011 y especializada en concentrar ofertas para el tiempo libre, alcanza la categoría de unicornio”.
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Que una empresa tenga esta clasificación quiere decir que su valor sobrepasa los 1.000 millones de dólares sin haber cotizado todavía en bolsa. Lo más sorprendente es que estas empresas pueden haber alcanzado este valor sin ni siquiera haber generado beneficios. Ello hace que sus fundadores puedan hacerse millonarios antes de que su empresa tenga ganancias. ¿Cómo puede suceder esto? Voy a intentar explicarlo en unas breves líneas.
Se trata de empresas que suelen utilizar internet como principal medio de trabajo, tanto internamente como para sus ventas e intentan convencer de que tienen grandes perspectivas de crecimiento y de obtener grandes beneficios en el futuro. Estas expectativas llevan a que existan inversores que estén dispuestos a prestarles dinero para que funcionen.
Los fundadores o directivos, abren rondas de financiación en las que intentan convencer a los potenciales inversores para que les compren acciones. Estos lo hacen con la esperanza de que el valor de las mismas crezca. Al mismo tiempo se contrata a personas que no reciben grandes salarios pero que cobran con acciones, con la esperanza de que estas suban y puedan obtener así pingües ganancias. Trabajan duro para que las empresa cumpla sus expectativas a pesar de que sus salarios no son excesivamente altos.
Aumento del valor de las acciones
Cuando la empresa agota los fondos de la anterior financiación o simplemente quiere crecer más, convoca otra ronda de financiación para que nuevos inversores vuelvan a comprar acciones más caras que las anteriores y así volver a obtener financiación gratuita (no hay que pagar intereses por ella). Con este método, el valor de las acciones va aumentando y, mientras la empresa sigue creciendo y sigue viéndose como una compañía con potencial de crecimiento y de generar beneficios en el futuro, los inversores siguen adquiriendo acciones y el valor de estas sube.
Si han conseguido esto, los propietarios ganan millones de dólares porque sus acciones pasan de no valer nada a multiplicarse por cuantías de varios ceros. Los inversores también ganan porque el valor de las que compraron se incrementa y pueden venderlas mucho más caras y los trabajadores también lo hacen gracias a las acciones o los futuros que recibieron como parte del salario. Por todo ello, empresas que no han obtenido todavía beneficios pueden enriquecer a quienes se ligan a ellas de un modo u otro.