MIÉRCOLES
Estreno de ‘Amén. Francisco responde’. El diálogo entre el Papa y un grupo de jóvenes, con las reglas del juego de Évole. Que son las de la tele. O las de una sociedad diversa, en la que lo mismo hay alguien no binario que una católica feminista, o una atea que se sintió desahuciada por la Iglesia y perdió el rastro de Dios. Frente a ellos, un Papa. O mejor, junto a ellos, un pastor. Porque, más allá de la silla pontificia, Bergoglio no juega a ser ni docente ni juez. Escucha. Mucho. Abraza. Acoge. Seca lágrimas.
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Y expone. Sin ambigüedades con respecto al aborto o a la no ordenación de la mujer. Con dificultades en esto último para hacerse entender. No porque no se sepa explicar, sino porque resulta complejo argumentar a la Generación Z una frontera femenina, cualesquiera que sea. No se ve a un obispo temeroso ante una encerrona ni a la defensiva. Ni a ellos imbuidos de un anticlericalismo recalcitrante. Cultura del encuentro catódica. Y católica.
JUEVES
Noche de procesiones. Nunca he visto tanta gente en las calles de Madrid para ver a La Macarena y al Gran Poder. Lo digo con conocimiento de causa. Cuando mi padre montaba escaparates en la calle Toledo, junto a la colegiata de San Isidro, no había nadie que me tapara las vistas ante el paso de El Pobre. Hoy, en una primera ronda, apenas podía distinguir los rasgos del Cristo. La piedad popular tira. Y quienes tiran de ella saben lo que se hacen. No es un acto social sin más. Lo sabe Ángel, el contraguía de La Esperanza. Lo lleva sobre sus hombros Jona, en silencio con El Señor de la Villa y Corte.
VIERNES
Terminan los oficios. Caigo en la cuenta de que ni José de Arimatea ni Nicodemo estuvieron invitados a la Última Cena. O lo que es lo mismo, no eran del grupo de los elegidos que vivieron en primera persona el encuentro de mayor confianza y despedida con el Maestro. Sin embargo, todos los que tenían silla aquella noche se escondieron como lo haríamos muchos cuando se avistaba que se jugaban el pellejo. Sin embargo, estos dos tipos de los que quizá se esperaba más bien poco, porque eran ‘conocidos de segunda’, fueron los que salieron al quite en el peor momento.
MARTES
Casi una semana después del documental del Papa en Disney+ no veo que se haya pronunciado autoridad eclesial alguna. Ni a favor ni en contra. No verán la tele. Ni tendrán familia que la vea. O casi mejor que no se pronuncien. No sé, la verdad.
