JUEVES 11. Me reconforta saber que Francisco cuenta con menos palmeros de lo que se pudiera imaginar en una corte papal. Que tenga colaboradores estrechos no implica que le tengan que bailar el agua. Más bien, lo contrario. Le cuestionan, rebaten y proponen alternativas. Me corroboran que tiene un sexto sentido para detectar aduladores y vendehumos. Eso sí, alguno que otro se le cuela. Por pura estadística. Pero ya va quedando en evidencia…
SÁBADO 13. Martín no sabe lo que es una papilla. Ni lo sabrá. Del pecho al sólido. Directamente. Con unas pautas, eso sí. Sus padres me aseguran que hasta la fecha no han tenido que hacer el avioncito ni engañarle con las lentejas. No solo se maneja con el pollo y con las verduras. Disfruta comiendo. Para Martín es juego y acto social. Come a la vez que los mayores. Tiene solo un año. No es un niño prodigio. Simplemente, se ha salido de los cauces habituales de aprendizaje y crecimiento. Sin atragantarse. Pero sí contracorriente. O al menos por una vía donde no transitan las familias de autovía. Abrir nuevas vías.
DOMINGO 14. Entre unas copas de Lambrusco y unas almendras sin pelar, se cuela una conversación sobre el amor incondicional. Isa respalda la tesis de Manques: no llegamos a apreciar lo que supone saber que, aunque metas la pata hasta el fondo, Dios Misericordia abraza. Sin chantajes. De Uno y de otro.
LUNES 15. Hoy certifico que me he enganchado a Operación Triunfo. Reconciliación con una televisión que ofrece un itinerario de superación a través de la música. Que recupera el fenómeno fan con jóvenes a quienes se premia mérito y esfuerzo. Las quinielas apuntan a una pamplonica como ganadora. Se llama Amaia. Tiene talento. Tiene voz. Un toque de ingenuidad y mucho de humildad. Hacía tiempo que no escuchaba al otro lado de la pantalla a alguien que repita una y otra vez la palabra “gracias” como Amaia. Quizá porque no dispara la audiencia como el desprecio.
MARTES 16. “Tuve un desprendimiento de rutina. Me operé de cataratas y ahora veo la vida de otra manera”. La genialidad no es mía, sino de Fidel Delgado. Psicólogo clínico. Y comunicador nato. Sabía de su caligrafía de arte por PPC, pero lo redescubro en YouTube. No es un millennial. Pero ya quisieran los que vienen tener su impulso creativo. Se ha ganado un “Me gusta”.