VIERNES 17. Muerte inesperada del obispo de Astorga. De inmediato, pienso en José Luis Pinilla. Hace unas semanas compartimos plató en la retransmisión del viaje del Papa a Marruecos. Y su prelado por gremio migratorio le estuvo arropando en cada intervención, pastoreando delante, al lado y detrás. No era una excepción. Ni en esta área ni con la atragantada cuestión de los abusos. Nunca se quiso ver al frente de una comisión que, sin embargo, supo coordinar sin protagonismo ni zarandeo alguno, a pesar de los pesares. Externos. E internos.
SÁBADO 18. Retiro de Pascua. Uno piensa en una mañana de asueto entre flores de postal y torrentes de agua en marcos dorados. Pero no. La aparición de Jesús a aquellos discípulos que se replegaron de nuevo en pescadores tenía mucho de azote. Y quien comparte su reflexión lo sabe. “Déjate de tonterías y vive como tienes que vivir. Como un cristiano, no como un funcionario de la vida. No vale vivir a dos cartas. Aclárate”. Almax, por favor.
DOMINGO 19. Resaca eurovisiva. Y mira que yo veía en la canción de España un toque evangélico contagioso. “La venda ya cayó y solo quedó la alegría”. Pero no. Un año sí y un año no, el público europeo se deleita con el ‘brilli-brilli’ de los excesos festivaleros, condena los artificios y se queda con el escenario vacío y con la música de cantautor. Premio para Holanda. Letra de desamor. Que también es vida.
LUNES 20. Debate electoral sobre el hecho religioso en la sede de Alfa y Omega. Cada candidato a lo suyo. Unos con su laicismo “de verdad” colgado al cuello y otros reivindicando los Acuerdos Iglesia-Estado. Reflexiones sobre el lugar de las confesiones en la vida pública. Y una apuesta común para borrar del mapa toda ofensa al sentimiento religioso. Propuestas varias. Pero les falta algo. En el turno de preguntas, alguien se lo echa en cara. “Ninguno de ustedes ha hablado de una cuestión vital para la Iglesia: los pobres”. No caben en los programas electorales. Los últimos no rentan ni dan votos.
MARTES 21. Congreso de Cáritas España y Latinoamérica. En la mesa, los fenómenos migratorios. En el auditorio, alguien toma la palabra. Y sin buscarlo, hiere y conquista. “Las personas van a seguir soñando aunque levantemos muros”.
