Luis Antonio Rodríguez Huertas
Militante del partido Por Un Mundo Más Justo y bachiller en Teología

Los últimos de Manolo García


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He tenido ocasión de ir a un concierto del músico Manolo García en Granada. No lo traigo aquí porque tuviera contenido político. No es de esos. Aunque no se ahorra lanzar mensajes frente al estilo de vida consumista, individualista e irrespetuoso con el medio ambiente. Lo evoco por la última frase que dirigió al público antes de cerrar el concierto con un par de bises: “Los últimos serán los primeros”.



El deseo y la realidad

No sé hasta dónde el cantante es creyente. Pero, que sus canciones están plagadas de expresiones bíblicas, es indiscutible. A veces me pregunto si, el nombre del grupo al que perteneció (El último de la fila), también es un guiño a la frase de Jesús que citaba antes.

Más allá de lo que le llevó a terminar así su concierto -seguro que no fue transmitir la fe-, a mí, me transportó de improviso a uno de los temas que más me preocupan de la política actual: cuáles deberían ser sus prioridades. Y mi respuesta pasa por las personas más vulnerables, frágiles y necesitadas.

Es cierto que, esa política, puede no interesar a una gran parte de la población, centrada –legítimamente- en mejorar sus condiciones económicas, vivir acomodadamente y no ser menos “que el vecino”. Pero hay otra gran parte –entre ellos quizás quienes leen este blog- que entienden la vida de otra manera. Si algo hay que privilegiar en cualquier ámbito, familiar, comunitario, público… es que “los últimos sean los primeros” (cf Mt 20,16). Porque de eso también va el mandamiento del Amor.

Sin embargo, es algo que está muy lejos de hacerse realidad. Más aún en política. Y es que, como me confesaba tristemente una persona que conoce bien la situación de exclusión y empobrecimiento de los barrios vulnerables o periféricos: “Para solucionar nuestros problemas hace falta amor político y las leyes casi siempre indican el fracaso del amor”.

El fracaso del amor político

Qué pena que haya que darle la razón. Cuántas leyes, decisiones, iniciativas políticas… atentan contra el amor o, dicho de otra manera, no son movidas por algunas de sus traducciones: justicia, igualdad, solidaridad, respeto a los derechos fundamentales, etc.

Sin ir más lejos, estos días un partido político ha presentado una “moción para expulsar a los inmigrantes ilegales fuera de España”. Podremos hablar de muchas cosas al respecto. Pero en ningún caso podremos decir que, lo que está detrás, tiene que ver con el amor o con lo de priorizar a los últimos.

Y, en una dirección parecida, me pregunto cuánto preocupan realmente los “últimos” (las víctimas inocentes, indefensas, menores…) a los políticos que impulsan y sostienen conflictos tan crueles como los de Gaza -ahora también Líbano-, Ucrania, Sudán… O, en clave nacional, dónde está esa preocupación en multitud de temas que copan agendas políticas y mediáticas.

Migrantes, en el puerto de El Pinar, en la isla de El Hierro

09/09/2024.-Salvamento Marítimo ha escoltado hasta el puerto de La Restinga, en El Hierro, a un cayuco en el que viajaban 81 migrantes, entre ellos tres niños y tres mujeres. EFE/Gelmert Finol

¿Dónde estabais entonces?

Hacía referencia a cómo terminó Manolo García su concierto. Acabo ahora haciendo referencia a cómo lo comenzó. Lo primero que se oyó por los altavoces fueron los versos iniciales de una de sus canciones más populares: “¿Dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité…?”.

Me temo que algo así pueden y podrán decir muchos “últimos” sobre aquellos que, por vocación y misión, tendrían que estar focalizados en trabajar para que dejaran de serlos.

Por eso, quizá todos tendríamos que trabajar por la ‘Insurreción’ –que, por cierto, así se llama la canción a la que aludía-, y darle la vuelta a los intereses políticos para alinearnos más con el mensaje del Nazareno. El de los últimos convertidos en primeros.