Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Nada más que la verdad


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La campaña electoral de 2023 ha girado alrededor de un gran tema central: la verdad. Los debates en la calle no han ido sobre economía, educación o política territorial, sino sobre quién usaba mentiras o más mentiras.



Quizás muchos se hayan desanimado por el empleo táctico de bulos y la difusión de mentiras que parecen quedar incontestadas, salvo por la ética profesional y el coraje de algunos periodistas. Vivimos tiempos en los que la doctrina trumpista de la postverdad ha llevado a que la mentira se imponga con impunidad y se difundan engaños de tal envergadura que parece imposible que sean creídos por alguien.

Sin duda, es muy preocupante que se extienda una desconexión tan confundida y hasta querida con la realidad. Hay demasiada gente dispuesta a creer cualquier cosa contra sus adversarios. Hemos perdido el sentido crítico porque hemos perdido el sentido de la Verdad.

Elecciones_Debate

En 2023 ha habido signos inquietantes de que hemos entrado de lleno en la Edad del Ser: la Inteligencia Artificial abre nuevos retos a la verdad, y China y Rusia afirman que la democracia y los Derechos Humanos son lo que ellos digan que son. Y las campañas electorales han asumido la mentira como recurso común porque no tiene castigo en votos.

Gente indignada

Pero también ha habido gente indignada, de uno y otro color político, contra las mentiras de los candidatos propios y alternativos. Quizás comenzamos a comprender que haber denostado la verdad nos conduce al desastre. El relativismo absoluto, el contruccionismo, el juego diletante con el nihilismo y otras disoluciones de la categoría de la Verdad nos han llevado a un mundo en el que el Leviatán de la mentira nos come a todos. Al final no triunfan unos u otros, sino solo el espíritu de la Mentira.