VIERNES. ‘Mutuae relationes’. Dos casos de anteayer que me cuentan hoy. Una comunidad religiosa gestiona un santuario desde hace siglos. De un día para otro, el obispo les borra del mapa. A la inversa. Una congregación deja una diócesis. Ni una llamada ni una carta para despedirse de la diócesis. Ni mutuas ni relaciones.
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DOMINGO. Desconfinarse. Desconfianza. ¿Lo uno a costa de lo otro? No se trata de jugar a la ruleta rusa. Gel. Mascarilla. Distancia social. Y confianza. En la cajera. En el camarero que sirve. En quien te cede el paso. En tu entorno más cercano. Que la precaución y el miedo no sepulte.
LUNES. Tocan a muerto. Pocas expresiones son tan de la tierra llana. Una llamada a todo el pueblo. Se crea o no. Cuando toca boda, bautizos y comuniones, alguno se escaquea en el bar de la esquina. O echándose un cigarro bajo la morera. Pero cuando tocan a muerto, no valen las excusas. Hay que estar ahí. Se comulgue más o menos con lo que se dice o hace en el altar. Tocan a muerto. En La Almudena. Por todos. Por esos miles que siguen sin recontarse. Pero hay quien ha decidido sacarse un pitillo y echar el rato en una sombra. No había otro momento. Laicismo acomplejado.
MARTES. Me llama un compañero periodista. Ajeno al gremio púrpura. Busca detalles del funeral. ¿Los Reyes han comulgado? ¿Letizia se santigua? Dudas de otros lares, unidas a una tesis surrealista: “Me han dicho que la Reina ha pedido expresamente que sea misa larga y no corta. Además, me han comentado que, para permitirlo, es necesario un permiso del Vaticano y que se ha conseguido en tiempo récord”. Sí. Desconocimiento absoluto. Más allá de las fake news que campan a sus anchas. No hay anticlericalismo. Hay secularismo. Es la realidad en la que nos movemos. Pedagogía y acompañamiento. También para el comunicador que cae como paracaidista en una catedral al que el término ‘sufragio’ solo le suena a conquista electoral. Probablemente, a quien le lee, también. Parafraseando a Montini: o nos hacemos entender, o vamos apañaos.
MIÉRCOLES. “Naturalizar el insulto”. Propuesta gubernamental para tratar a la prensa. “Los insultos, para nadie. Y los insultos, por nadie”, acuña el secretario general de la Conferencia Episcopal.
