Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Necesita el Papa un predicador?


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La sucesión

Pasó este sábado 9 de noviembre casi por sorpresa –al menos para mí–. El Vaticano anunciaba en su boletín de la Oficina de Prensa, entre los nombramientos, que el papa Francisco había elegido a Roberto Pasolini como nuevo predicador de Casa Pontificia. Es biblista y profesor universitario, pero también está involucrado en la pastoral entre los pobres, los discapacitados y los presos según informan los medios vaticanos. Como marca la tradición es un fraile capuchino y apenas quedan unas semanas para su estreno en adviento.



Pasolini vive en Milán en la zona de Navigli, la de los canales –no tan espectaculares como los de los Países Bajos o Venecia pero que tanto se han puesto de moda en la vida nocturna–. Allí es profesor de exégesis bíblica y también, cuentan, imparte catequesis, participa desde hace años en comedores sociales, en la pastoral entre las prisiones y los discapacitados y en la distribución de alimentos a las personas sin hogar, según el Vaticano.

Este capuchino tiene 53 años –cumplidos cuatro días antes de su nombramiento– y realizó su primera profesión el 7 de septiembre de 2002, siendo ordenado sacerdote en 2006. Profesor de lenguas bíblicas y de Sagrada Escritura en los estudiantados de los capuchinos de Milán y Venecia, era el actual profesor de exégesis en la Facultad de Teología de Italia del Norte en Milán. Desde ahí colaboraba con la diócesis ambrosiana y la Conferencia Italiana de Superiores Mayores. Es autor de varios artículos y libros sobre espiritualidad bíblica y en alguno de ellos dialoga con las nuevas tecnologías o la Inteligencia Artificial.

Cantalamessa Viernes Santo

El predecesor

Además, el nuevo predicador tiene el reto de sustituir a Raniero Cantalamessa, que cumplió 90 años el pasado 22 de julio y que lleva de predicador oficial del Vaticano desde 1980 realizando esta labor ante tres papas. Han sido 44 años de sermones los que ha pronunciado este predicar convertido en 2020 en cardenal que ha conservado el hábito capuchino combinado con el solideo rojo y que ha llevado sus charlas a los libros o a programas de radio y televisión italianos.

Cantalamessa ahora se retirará a la Ermita del Amor Misericordioso en Cittaducale, dentro de la diócesis de Rieti –una de las zonas franciscanas–, junto a una comunidad de monjas clarisas que se puede decir que le tendrán como capellán. Con razón en su último libro ‘Fe, Esperanza y Caridad. Un itinerario hacia Dios para nuestra época’ (Encuentro, 2024) propone sus claves para prepararse al Jubileo especial de ¡2033!

La historia

La figura del ‘Concionator Domus Pontificalis’, es decir, el Predicador de Casa Pontificia –que hasta hace no tanto se llamaba Predicador Apostólico– dirige algunas meditaciones al Papa, los cardenales, obispos y prelados de la Curia Romana, superiores y procuradores generales de órdenes religiosos y otros miembros los miembros de la llamada Capilla papal. Su papel es más visible en las predicaciones de adviento y cuaresma, así como en la homilía de los oficios del Viernes Santo. Es verdad que en ocasiones ha cedido su función, ya que desde el adviento de 1995 se admitieron algunas mujeres, religiosas y laicas, que trabajan en el Vaticano para ejercer este oficio puntualmente.

Fue Pablo IV en 1555 quien estableció esta figura dentro de sus esfuerzos a favor de la reforma de la Iglesia y de la Curia Romana, según relata el propio Cantalamessa. “Antes de ese momento el título de Predicador Apostólico se encuentra atribuido a algunos oradores sagrados, pero sólo como título honorífico, sin que de hecho predicaran nunca en presencia del Papa”, señala. Para la tarea se llamaba fundamentalmente a religiosos, sobre todo a jesuitas hasta que Benedicto XIV, con la Constitución ‘Inclitum fratrum’ del 2 de marzo de 1743, asignó este ministerio de manera estable a la Orden de Frailes Menores Capuchinos, algo que Francisco ha respetado en el nuevo nombramiento.

En el repaso histórico, Cantalamessa destaca que Pablo VI en el motu proprio ‘Pontificalis Domus’ (28 de marzo de 1968) en el que se reforma –o más bien se simplifica al máximo– la Casa Pontificia. Entonces las predicaciones pasan a la capilla ‘Redemptoris Mater’ en el Palacio Apostólico cada viernes de Adviento y de Cuaresma, excepto la primera semana de cuaresma en la que el Papa asiste a los Ejercicios espirituales. En los últimos años se ha trasladado al aula Pablo VI.

cantalamessa