El mundo cierra el primer cuarto del siglo XXI en una encrucijada civilizatoria y no puede ser más oportuna la Peregrinación de Esperanza a la que nos convoca el Jubileo 2025. En 2024, dos mil millones de ciudadanos fueron llamados a las urnas en más de 70 países y las elecciones han arrojado resultados preocupantes por el claro retroceso de la cultura democrática. Los conflictos internacionales han provocado una nueva carrera armamentística y una llamada a la mentalidad de guerra. A ello se suma la emergencia de Elon Musk como político global. El segundo individuo más rico de la Tierra financia y promueve con todos sus poderes la ultraderechización del planeta y alienta una guerra civil en el Reino Unido, la más antigua democracia.
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Este tsunami político mezcla hipercapitalismo, autoritarismo, supremacismo nacionalista y fundamentalismo religioso. Una alternativa que busca el uso de las religiones para sustentarse. Putin ha domado una Iglesia ortodoxa servil a cambio de privilegios. Trump ha proclamado mesiánicamente que ha sido elegido por Dios y su vicepresidente Vance lleva el catolicismo integrista a su más alta cota de poder. La ultraderecha avanza en Occidente avivando el fundamentalismo religioso para condicionar el camino de la Iglesia.
En 2025 se celebra también el 1.700 aniversario del concilio ecuménico de Nicea, en el cual la Iglesia defendió su libertad y la comunión ante la voluntad que el emperador Constantino tenía de condicionarlo. Las pretensiones que el nuevo autoritarismo tiene de usar todos sus poderes para condicionar a la Iglesia, son una amenaza de neoconstantinismo. Buscan que cese la profundización conciliar en el Vaticano II, la sinodalidad, la ecología integral, la fraternidad universal y la libertad evangélica.
Como entonces en Nicea, la Iglesia emprende hoy una nueva peregrinación hacia la unión, la libertad y la esperanza.