Trinidad Ried
Presidenta de la Fundación Vínculo

¡No es normal! Cada día más enfermos y estresados


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Vivimos en una época donde las enfermedades y el estrés parecen ser parte de la vida cotidiana. A nuestro alrededor, amigos, familiares y colegas enfrentan problemas graves como el cáncer, la fibromialgia, la depresión o el pánico. Estas condiciones no son normales, sino el reflejo de un estilo de vida tóxico. El doctor Gabor Maté, experto en la conexión entre cuerpo y mente, señala que lo que llamamos “normalidad” está lejos de ser saludable; es una forma de vida que perpetúa el sufrimiento de una generación a otra.



La salud, paradójicamente, parece más esquiva que nunca. Aunque nos esforzamos en seguir dietas, rutinas de ejercicios y otros consejos para una vida saludable, los niveles de enfermedad física y mental siguen aumentando. Maté sugiere que hemos aceptado un modo de vida plagado de negatividad, estrés y polarización. Este entorno tóxico, sumado a traumas no resueltos y sistemas sociales que promueven la ansiedad, está desconectándonos de nuestra esencia, del plan de Dios, lo que inevitablemente nos enferma.

El exilio del paraíso

Uno de los pilares de la obra de este doctor canadiense de origen húngaro es la relación entre el trauma y las enfermedades físicas y mentales. Los traumas, que son heridas emocionales profundas, pueden manifestarse en nuestro cuerpo si no se tratan adecuadamente. Estas heridas invisibles pueden ser causadas tanto por eventos extremos (trauma con “T” mayúscula) como por experiencias cotidianas que minan nuestra autoestima (trauma con “t” minúscula). Las consecuencias de estos traumas incluyen desconexión del cuerpo, pérdida de instintos, rigidez emocional, vergüenza y una visión distorsionada del mundo.

Abordemos el mito de la disociación entre cuerpo y mente. La medicina tradicional tiende a separar lo físico de lo emocional, pero esta dicotomía es un error. Somos seres interconectados: lo que pensamos y sentimos afecta nuestra salud física. Somos seres relacionales, hermanos/as y naturaleza junto al resto de los seres vivos. Esta sabiduría ancestral, a menudo ignorada en la medicina occidental, sugiere que la enfermedad puede ser una señal de que algo en nuestro estilo de vida está profundamente mal. Necesitamos la ecología integral, que ha presentado el papa Francisco, como una visión más holística para entender cómo somos un solo cuerpo, conformado por diferentes órganos y células interdependientes.

Un chico y una chica se abrazan en presencia de una mujer

Un chico y una chica se abrazan en presencia de una mujer

Adicción: la desconexión del ser

Maté sostiene que, debido a la desconexión emocional, nos volvemos adictos a buscar alivio en fuentes externas: pueden ser el trabajo, las redes sociales, el consumo, las drogas o las relaciones. Estas adicciones son intentos de calmar un dolor emocional no resuelto, un desamor hondo y desgarrador, una desconexión con nuestro ser auténtico que empezó en la infancia, cuando renunciamos a nuestra autenticidad para ser aceptados. Cuando, en definitiva, dejamos de oír la voz de Dios, que nos dice: “Tú eres mi amado”.

Pensemos en el regreso al hogar del hijo pródigo. Para sanar, es crucial dejar de normalizar el sufrimiento, tanto personal como social. No es normal que las enfermedades estén en aumento, y la clave para revertir esto es volver a Dios/amor, dándonos espacios para ser, para los vínculos, reduciendo el ritmo de vida, conectando con nuestro verdadero ser y formar comunidades de apoyo. Gabor Maté sugiere cinco pasos importantes hacia la sanación:

  • Autenticidad, para vivir sin tensión ni ansiedad.
  • Libre albedrío, basado en decisiones auténticas.
  • Manejo adecuado de la rabia, para establecer límites sanos.
  • Aceptación, reconociendo lo que no podemos cambiar, pero buscando mejorarlo.
  • Compasión, tanto hacia nosotros como hacia los demás y el entorno.

La compasión como camino

Estos pasos son fundamentales para enfrentar las raíces emocionales de nuestras dolencias y crear una vida más equilibrada. Al modo de Jesús, el doctor Maté confirma que son cinco tipos de compasión que debemos vivir para sanar: hacia uno mismo, hacia los demás, hacia la humanidad, hacia el sistema y hacia la vida en su totalidad. Jesús nos enseñó que no vino a condenar, sino a salvar a los enfermos y perdidos. Reconocer nuestras adicciones y sufrimientos es el primer paso para volver “a casa”, hacia un estado de amor y compasión que nos permite salir del mito de la normalidad y empezar a vivir plenamente.