“No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto. Mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos“, es el texto, tomado de la carta de San Pablo a los Gálatas 6,9-10ª, con el que Francisco de Roma inicia su mensaje para esta ya inminente cuaresma.
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El Papa, como el Apóstol, evoca la imagen de la siembra y la cosecha que Jesús utilizó en varias de sus parábolas, y llama a hacerlo en tiempos favorables. Hoy vivimos uno de estos kairós o momentos adecuados, aunque parezca raro.
Y es que todavía montados en la ola pandémica, con su inmenso caudal de muertos y enfermos, y con la invasión rusa a Ucrania, locura asesina que también afectará no sólo a Europa sino al mundo entero, sentirnos animados por los acontecimientos presentes como que no resulta muy lógico. Al temor por contagiarnos con el Covid-19 se ha agregado el desasosiego ante las posibles repercusiones mundiales de la guerra en Europa del Este. ¿Cómo, entonces, nos dice el papa Francisco que estamos ante una oportunidad para sembrar y esperar la respectiva cosecha?
Pues nos recuerda que la Cuaresma siempre será una etapa propicia para la renovación personal y comunitaria, ya que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
Por ello, estamos llamados a sembrar, conscientes de que el primer agricultor es Dios mismo: nosotros sólo colaboramos con Él en la medida de nuestras posibilidades, y Él también se encargará de la cosecha a su debido tiempo. Y nos invita a no cansarnos: de orar, de extirpar el mal de nuestras vidas y de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo.
Como estas tareas no se alcanzan de un día para otro, nos conmina Francisco a ser pacientes, a no desfallecer, a poner la siembra y la cosecha en las manos de Dios.
El mensaje cuaresmal del Papa, menos comentando mediáticamente que en otros años, llega en momentos en los que la oscuridad de la pandemia y de la guerra pareciera invitarnos al desaliento y la consternación. No. Ojalá seamos esa luz que tanto necesitamos para iluminar los senderos de este mundo. No nos cansemos de hacer el bien.
Pro-vocación
Si el próximo miércoles le colocan la ceniza en su frente, o si usted la va a impartir, ojalá no se utilice la expresión “recuerda que eres polvo y en polvo te vas a convertir”… ni siquiera “arrepiéntete y cree en el evangelio”. Yo prefiero “muere con Cristo para que resucites con Él”. Me parece esta fórmula más evocadora de la Pascua.