Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Nominación de J.D. Vance: la venganza de los abandonados


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La ultraderechización del mundo es una respuesta errónea a un drama real que ha producido una honda experiencia de abandono social, económico y político. J.D. Vance es un niño que busca vengarse del padre colectivo y padre biológico que le abandonaron. Mientras la gente se sienta abandonada por las políticas públicas, por la comunidad y sus familiares, por las grandes corporaciones y por la cultura, continuará desesperada a merced de la victimización, los extremismos y la tentación del odio y la venganza.



El 17 de julio de 2024, el joven J.D. Vance, 39 años, pronunció en la Convención Republicana de Milwaukee su discurso de aceptación de la candidatura a la vicepresidencia de los Estados Unidos de América. Convertido al catolicismo el año antes de la pandemia de Covid y convertido al Trumpismo durante la misma, tras haber calificado en 2016 a Donald Trump como el Hitler de América –no quería halagarle–, merece la pena analizar algunos aspectos de su discurso y hacer un atento seguimiento a su itinerario, pues se ha convertido en la referencia con mayor poder en la corta historia del integrismo, autodenominado integralismo, católico estadounidense.

Los abandonados

James Donald Vance, nació en 1984 en una pequeña localidad de los Apalaches con cincuenta mil habitantes y que tiene por topónimo Middletown, lo cual parecería el nombre ideal para llamar al pueblo común del hombre común del antiguo Cinturón de Acero, ahora conocido como el Rust Belt o Cinturón Oxidado. Como todas las poblaciones oxidadas, Middletown sufre un lento y largo declive tras décadas de haber sido uno de los centros industriales de la producción de acero.

En ella tenía sus cuarteles generales la multinacional Armco, fundada en 1899, ahora transformada en AK Steel Holding Corporation, que hace tres décadas que abandonó Middletown. Su actividad todavía persiste en Cleveland, Ohio, donde más de veinte mil obreros continúan haciendo un mundo de acero, pero esos condados desindustrializados están entre las poblaciones más pobres del país.

senador católico J. D. Vance a candidato republicano a la vicepresidencia de los Estados Unidos

Toda la vida de Vance –su apellido original era Bowman–, desde su más tierna infancia, transcurre en un mundo que dejó de ser, en medio del cauce seco de una crisis en la que su pueblo iba quedando progresivamente orillado de la historia, olvidado de los planes de recuperación, destinado a dejar de ser lo que tan orgulloso estaba de haber sido, clase media obrera, gente de acero. Como Vance señaló en su discurso, en Middletown, como en tantos otros pueblos comunes, la gente “construía con sus manos”. En sus propias palabras del discurso de aceptación vicepresidencial: “crecí en Middletown, Ohio, un pequeño pueblo donde la gente decía lo que pensaba, construía con sus manos y amaba a Dios, a su familia, a su comunidad y a su país con todo su corazón. Pero también era un lugar que había sido abandonado y olvidado por la clase dominante de Estados Unidos en Washington”.

Un niño abandonado

Su historia familiar ahondó en esa sensación de abandono social y se convirtió en un abandono existencial. Toda la proyección de Vance parte de ese dramático momento de abandono, que relató honestamente en su ‘best seller’ ‘Hillbilly Elegy’, libro que llevó a la pantalla Ron Howard en 2020 protagonizada por Amy Adams y Glenn Close. La película en español recibió el título de ‘Una elegía rural’. El libro y la película fueron el trampolín desde el que saltó a la primera línea de la política porque representa el segmento poblacional donde Trump quiere decantar a su favor las próximas elecciones presidenciales: la clase media obrera económicamente deprimida.

Lamentablemente la crisis socioeconómica y política en que estaba hundida Middletown y todo el Cinturón Oxidado provocó una crisis más profunda de carácter comunitario, familiar y existencial. Su padre abandonó a la familia cuando James apenas sabía andar y su madre se enganchó en una larga adicción a las drogas que le llevó incluso a abusar de su hijo James. Sus abuelos maternos fueron quienes se hicieron responsables de James y su hermana, y los crió. El apellido Vance es un homenaje al apellido familiar de esos abuelos coraje, James y Bonnie Vance.

Afortunadamente cuando relataba sus humildes orígenes en la Convención de Milwaukee, su madre Carol estaba presente y, según señaló Vance en su discurso, “estoy orgulloso de decir que esta noche mi mamá está aquí, 10 años limpia y sobria. Te quiero, mamá”. Vance rindió gratitud y homenaje a tantas familias resilientes en esos contextos de crisis sistémica, “se trata de madres solteras como la mía, que lucharon con el dinero y la adicción, pero nunca se rindieron”.

Una historia de superación

Durante su adolescencia y juventud, Vance tuvo que lidiar con el sentimiento de profundo desarraigo y abandono de su padre fugado, su madre alienada por las drogas y el abandono político de los Apalaches de Acero. Eso es lo que le llevó, tras graduarse en Secundaria, a alistarse en cierto momento a los Marines y como tal fue destinado medio año a Irak en plena guerra. Trabajó en la sección de medios de comunicación periodística, pero le permitió tener una visión global del enfrentamiento militar.

El relato biográfico de Vance es la típica historia de superación de un niño abandonado del Cinturón Oxidado de Acero que se hace marine, prospera en el departamento de comunicación e incidencia pública de la Armada, gana desde ahí una beca para estudiar derecho en la elitista universidad de Yale, luego hace negocios, hace carrera política hasta conseguir ser senador hace dos años y ahora recibe la gracia de que Trump le elija su vicepresidente en la candidatura para noviembre de 2024. Es el sueño americano de la emigración desde un pueblo rural pauperizado hasta las puertas de la Casa Blanca en Washington.

El abandono de la realidad

La denuncia principal de Vance es que los políticos profesionales no solamente han abandonado a la gente común, sino que han abandonado la realidad, viven en su propio mundo de privilegios, están “desconectados de la realidad” y eso ha hecho que el país haya sido saqueado por extranjeros, tanto inmigrantes como potencias extranjeras, principalmente China. Incluso acusa a China de haber iniciado una nueva Guerra del Opio, esta vez en terreno americano, inundando el país con fentanilo.

Vance señala que el último gran golpe contra las oportunidades de supervivencia de los obreros americanos fue la crisis económica de 2008. Fue entonces cuando no solamente se destruyó gran parte del nuevo tejido empresarial que se había ido creando, sino que los ahorros y medios comunes de vida de la gente fueron saqueados, y se hizo imposible poder tener una vivienda. Eso llevó a una catástrofe económica que hizo difícil hasta la supervivencia de la gente.

La venganza contra el padre

Dos son los responsables de ese ahogamiento final: los políticos profesionales de Washington y “los barones de Wall Street”. Nos encontramos ante un discurso antisistema, el populismo clásico de los Gracos contra las élites político-económicas, de las que uno de los ejemplos más relevantes es, por cierto, toda la familia Trump.

Vance se dirige contra quienes como su padre le abandonaron a él y, según su opinión, a todos, porque en el largo período que relata están implicadas los 16 años de políticas republicanas de Reagan y la familia Bush, el mayor ejemplo junto con Biden de profesionales washingtonianos. Como en un síndrome edípico, Vance busca vengarse del padre colectivo que le abandonó y para eso ha tomado como padre adoptivo a uno de los padres del hipercapitalismo que ha saqueado el país y que durante su primera presidencia ha aumentado la plutocracia y la indefensión de los consumidores americanos.

senador católico J. D. Vance a candidato republicano a la vicepresidencia de los Estados Unidos

Antichina

El mayor adversario de Vance es China, quien, según él, ha inundado Estados Unidos de productos baratos y fentanilo: “China y los cárteles enviaron fentanilo a través de la frontera, añadiendo adicción al dolor”. Su mensaje político central es, por tanto, la reindustrialización estadounidense: “No sacrificaremos nuestras cadenas de suministro en aras del comercio global ilimitado, sellaremos cada producto como ‘Hecho en los EE. UU.’. Construiremos fábricas de nuevo, pondremos a la gente a trabajar para fabricar productos reales para las familias estadounidenses, hechos con las manos de trabajadores estadounidenses”. En el discurso hay también trazas de su discurso anticosmopolita, al señalar que solo comprometerá la defensa militar en aquellos conflictos que afecten directamente a la seguridad del país y que exigirá a Europa que pague todos los costes colectivos defensivos que a su juicio está financiándole Estados Unidos.

Inmigración Cero

Vance está casado con la indoamericana Usha Chilukuri Vance, de religión hindú y cuyos padres inmigraron de India a Estados Unidos a finales de la década de 1970 y trabajan como profesores universitarios de ingeniería y biología molecular, empleos de clase media alta que les permitieron pagar a su hija la Universidad de Yale. Pese a esa vinculación conyugal con la inmigración asiática, Vance hizo un discurso agresivamente antimigratorio. Según Vance, en la década de 2010 “los demócratas inundaron el país con inmigrantes ilegales y de ese modo los ciudadanos tuvieron que competir con personas que ni siquiera deberían estar aquí”, en Estados Unidos y ha prometido: “No importaremos mano de obra extranjera, lucharemos por los ciudadanos estadounidenses”.

Vance defiende no solo la impermeabilización fronteriza, sino la migración cero ya que los migrantes son quienes han ocupado los trabajos y viviendas de los estadounidenses, están ilegítimamente en el país. El discurso se desplaza de la denuncia contra los inmigrantes ilegales a los inmigrantes ilegítimos, entre los cuales no cuenta a sus suegros porque a ellos sí les rindió contradictoriamente tributo: “Estoy casado con la hija de inmigrantes del sur de Asia en este país, personas increíbles, personas que realmente han enriquecido al país de muchas maneras”.

senador católico J. D. Vance a candidato republicano a la vicepresidencia de los Estados Unidos

Un discurso ajeno a la enseñanza de la Iglesia Católica

Ninguna referencia ha hecho Vance a uno de los aspectos más controvertidos que cuestiona la ortodoxia de su integralismo católico: su voto a favor del uso de las píldoras abortivas. La culpabilización generalizada de los inmigrantes como ladrones de empleos y vivienda choca frontalmente con la Doctrina Social de la Iglesia Católica, y su tradicional proteccionismo no reconoce lugar a una visión de fraternidad, cooperación y gobernanza universal.

Pero Trump no necesita atraer más voto católico o cristiano en general, sino que el objetivo es el obrero tradicionalmente vinculado al socialliberalismo demócrata y el sindicalismo, a aquellos que sienten que han sido abandonados, y ahí Vance aparece como una promesa para llevar a la Casa Blanca esas manos que quieren de nuevo construir.