Nuestra Morenita Guadalupana, en el corazón del medio Político, Económico y Social de los Pueblos de América Latina


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En el año de 1531, llegó a México y para el mundo, la imagen de la Virgen de Guadalupe para transformar por completo la vida cultural, social, religiosa y total de los pueblos del nuevo mundo.



Al emitir su mensaje a través del indio Juan Diego: “Sábelo, ten por cierto, hijo mío, el más pequeño, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del Verdaderísimo Dios por quien se vive”, ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra, resguardo y Protección?”, palabras que encierran muchísimo significado y nos heredó con ello, el símbolo de verla como nuestra propia madre, de manera que recurrimos a ella como sus hijos ante la angustia, el pesar, la enfermedad o los problemas cotidianos.

A través de los años la Virgen del Tepeyac, cada vez más, es referente de tradición, cultura y fe ya no solo en los pueblos de México y América sino de gran parte del mundo entero. La celebración de sus fiestas Guadalupanas en cada rincón reactiva el entusiasmo y la alegría, remueve corazones, pero además reactiva la economía en muchos aspectos y es inspiración de muchos políticos católicos y no, que ven en la Morenita un sinónimo de esperanza ante sus plegarias y peticiones.

América ama a la Virgen de Guadalupe y ella es la Reina y patrona de distintas razas, pueblos y comunidades indígenas, ese amor mutuo ha dado abundantes frutos en la historia religiosa, política y social de nuestros países y sigue latente ante el diario vivir de las naciones que aclaman y veneran con gran devoción a Virgen del Tepeyac.

La Virgen de Guadalupe es una luz que inspira

En América Latina, pese a su pobreza extrema, problemas sociales, políticos y culturales, se tiene una gran oportunidad, LA SOLIDARIDAD y ESPERANZA que prevalece en cada uno de los latinos que a diario sueñan con tener un país más progresista, hermanable, feliz y mejor.

Esa luz que se prende en las festividades familiares, en los sueños navideños, en la pasión futbolera, en nuestras costumbres y tradiciones, la luz que ilumina y une a los ciudadanos ante una catástrofe, dejando de lado colores partidistas y carencias sociales y nos volvemos uno mismo, es LA LUZ DE LA FE.

En un Continente Católico y fiel que con sus debilidades sigue siendo fuerte ante Dios y nuestra VIRGEN GUADALUPANA que nos une, llena de orgullo y fortalece ante cualquier dolor, pena o circunstancia. Aún con las distintas necesidades y problemas que flagelan nuestro continente americano y ante la desigualdad y desinterés en la participación y comprometida con nuestra Iglesia. Seguimos siendo un continente enriquecido en su FE, en la ESPERANZA y SOLIDARIDAD.

Tenemos un compromiso como Guadalupanos

En América Latina, tenemos muchos problemas; la pobreza, inseguridad, corrupción, desigualdad, desempleo, miseria, sumémosle la falta de oportunidades, la fuga de cerebros, emigración, la dependencia al celular, a las redes sociales, la carencia de productos, la inaccesibilidad a la salud o a una buena educación, la manipulación política, el engaño y falsas promesas de gobernantes, políticos y candidatos, la discriminación, pero también la trata de personas, el narcotráfico, las desapariciones forzadas, feminicidios,  la extorsión,  el alcoholismo, la drogadicción, la división política y el desinterés ciudadano para participar en la democracia o en las elecciones populares ya no se diga en la superación personal, grupal o familiar.

Ante todos estos problemas debemos tener EMPATÍA, GENERAR CONFIANZA, pero sobre todo COMPROMISO.  Cualquier ciudadano debe comprometerse y más los religiosos. La Iglesia debe hacer un llamado urgente a todos los católicos a convertirnos en SOLDADOS DE CRISTO Y PROMOTORES DEL BIEN COMUN y realizar entre todos una Revolución, pero con las armas de la conciencia, de la ética y del amor.

Academia

Con BUENA VOLUNTAD, ESPIRITU DE SERVICIO y UNIDAD, ganaremos cualquier batalla. Nuestro compromiso cristiano y Guadalupano, debe ser latente y de buenos resultados. Trabajar en comunidad con todos los sectores, sin importar, clases sociales, partidos políticos o religiones y unirnos todos a trabajar y luchar por el bien común.

Orar por nuestros lideres y gobernantes federales, estatales y municipales, exhortarles y motivarles para que implementen políticas públicas que realmente apoyen a los pobres, a los más necesitados y a los que menos tienen. Pero también trabajar de su lado para evitar que apliquen o aprueben leyes injustas que vayan en contra de la familia, la doctrina social de la iglesia o en pro de la humanización.

NUESTRO COMPROMISO GUADALUPANO significa ser auténticamente los defensores de las personas ver y velar por el que menos sabe, menos tiene y menos puede. Debemos conservar los valores naturales que nos heredaron nuestros abuelos, nuestros padres, actualizarlos y ponerlos en práctica. Tenemos que decidirnos a trabajar, prevenir, discernir, edificar.

No basta solo hablar, desear o solo bendecir, tenemos que actuar y generar un nuevo proyecto donde el centro y la causa sea la persona, el pueblo. Tenemos que exigirnos a nosotros mismos y convertirnos en esos nuevos samaritanos que necesita el mundo de la nueva época, comprometernos desde cuidar el medio ambiente, hasta generar desarrollo o incluso la paz. Nuestro compromiso es poner más dedicación, esforzarnos en promover, evangelizar, dar buen ejemplo y trabajar incansablemente en comunidad para fortalecer nuestra fe y lograr reestructurar y reconstruir con enorme lucha, una sociedad más fraterna, justa, humanitaria, solidaria, en plenitud y en paz, donde estemos incluidos todos. En cada persona, sembremos una semilla de esperanza, pero seamos los sarmientos que la cuiden muy bien hasta que germine, florezca y dé buenos frutos.

Porque los Latinos somos idealistas y espirituales, confiados y optimistas, actuamos con coraje y por pasión. Cuando nos preocupamos por todas esas carencias, necesidades, problemas, divisiones y sufrimiento, tenemos alguien que nos ilumina, una enorme fe y una madre GUADALUPANA, que nos une, nos acoge y nos protege, pese a tantos problemas políticos, culturales, económicos y sociales, AMERICA LATINA sigue siendo un continente orgulloso de sus costumbres, tradiciones, de sus templos y sitios arqueológicos, de su identidad propia y su gastronomía, orgulloso de su fe y de sus mártires y santos.

Ante todo, y sobre todo cada país de América Latina es orgullo de su gente, humilde, alegre, sonriente y amable que, ante cualquier problema, por más lejano que vea el horizonte y ante la oscuridad de las desgracias, nos prende la chispa del amor, de hermanos, de amigos, de compañeros, de familias unidas que anhelamos un mundo mejor.

Para sanar, reconstruir y mantener nuestra salud de cuerpo de alma, de mente de espíritu y de corazón, nos fortalecemos en Dios y nuestra Lupita querida. Practiquemos pues, el bien común para bendecirnos y ayudarnos unos a otros y forjemos entre todos una nueva familia de hermanos todos e hijos de DIOS.

DIOS BENDIGA A AMERICA LATINA y todo lo que ella encierra, sus habitantes, visitantes y ausentes, te bendiga a ti, a mí, a tu familia y la mía, LA VIRGEN DE GUADALUPE aliente nuestra fe, fortalezca nuestros corazones, e ilumine y proteja a todos.


Juan Martín Espinoza Cárdenas. Ex Diputado Federal México y exalumno de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos