Un obispo ‘al vent’


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Dicen que no, que él no tiene de esas “agendas encubiertas” de las que previno el papa Francisco a los obispos colombianos la víspera de que él diese un paso al costado anticonstitucional del president Puigdemont. Sí, justamente en el mismo discurso en el que Bergoglio pedía a los obispos buscar “con perseverancia la comunión” y les animaba a que “no se cansen de construirla a través del diálogo franco y fraterno”.

Dicen que él simplemente dice lo que piensa, como si eso siempre fuese garantía de virtud y no una excusa de la que también echan mano quienes no suelen pensar mucho lo que dicen. Lo cierto es que su rotundo alineamiento desde la catedral a favor del referéndum soberanista del 1-O no le da mayor crédito entre las formaciones independentistas –como no se lo dio su petición explícita de votar por ellas en las últimas autonómicas–, pero sí abunda en su descrédito entre los obispos catalanes, alguno de los cuales reconoce que “tenemos un problema con Novell”.

Y en el Vaticano lo saben de sobra. Allí, en la visita ad limina les pidieron que en esta cuestión política que está fracturando a la sociedad catalana, los obispos tenían que ir muy unidos. Y lo estaban consiguiendo. Menos cuando Novell pone su cara al vent. Pero hacía mucho tiempo que la inmensa mayoría del Episcopado de aquella tierra no mantenía una postura tan medida, que no les pudiesen acusar de soplar la mecha cuando pulula por allí tanto incendiario.

Hicieron filigranas en mayo para sacar una nota aprobada por unanimidad en la que pedían fomentar la cultura del diálogo, a pesar de que más de uno cruzaba los dedos temiendo la espantá del de Solsona. Ahora, a pocas semanas de un pulso histórico, la voz de Novell suena estridente en medio del silencio de sus hermanos obispos, incluso del de aquellos que, fuera de Cataluña, rezaban con el mismo ardor patriótico por la unidad.

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