“Hoy el problema no es solo ofrecer una cantidad de bienes suficientes, sino el de responder a un demanda de calidad: calidad de la mercancía que se produce y se consume; calidad de los servicios que se disfrutan; calidad del ambiente y de la vida en general” (‘Centesimus annus’ 36).
El primer elemento de la Función Social de la empresa es ofrecer bienes y servicios que cubren necesidades y apetencias de las personas. Una parte esencial de la ética empresarial es cuidar que sus productos cumplan realmente las expectativas de quienes van a utilizarlos.
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Esto supone tres componentes esenciales que hay que cuidar en su proceso de producción.
- El primero es la preocupación de que los bienes y servicios cumplan correctamente su función;
- El segundo es una vocación hacia el cliente para que este vea satisfechas sus expectativas;
- El tercero es una relación óptima con todas aquellas empresas con las que se relaciona la compañía para ofrecer el bien o servicio: colaboradores, proveedores, distribuidores…
La preocupación porque la calidad de los productos o servicios responda a las expectativas que el cliente pone en ellos supone varios aspectos:
- El primero es ofrecer una garantía lo suficientemente amplia para incluir en ella los posibles desperfectos o carencias que se puedan producir en el futuro.
- El segundo articular unas condiciones de venta transparentes y claras para que no haya confusiones y que los clientes tengan claras las características de aquello que están comprando.
- El tercero es articular unas estrategias de promoción veraces que ofrezcan una correspondencia inequívoca entre lo publicitado y lo finalmente ofrecido por la empresa.
- Por último, el precio fijado para el bien o servicio debe ser justo y acorde con sus costes de producción.
En cuanto a la vocación de colaborar con sus clientes supone buscar siempre el interés superior y complacer sus necesidades o apetencias a través de sus servicios o productos. Para ello es necesario establecer sistemas que permitan conocer la satisfacción de los clientes y comprobar periódicamente que la empresa cumple con las expectativas que estos ponen en sus productos.
Ampliar el compromiso
La empresa no ofrece sola sus bienes y servicios, necesita colaborar con otras empresas para hacerlo. Proveedores, distribuidores, empresas de transporte y demás colaboradoras son imprescindibles para la actividad empresarial. Por ello, las relaciones con estas empresas son parte esencial de su modo de trabajar.
Esto se traduce en la necesidad de articular procesos transparentes de selección de empresas colaboradoras y una política de compras y aprovisionamientos justificable, comprobable y verificable que incluya mecanismos de control y criterios de compra responsable que pidan a los proveedores un compromiso con la FSE similar al de la empresa que ya lo realiza.