Rixio Portillo
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

Pablo VI, el papa que abrió la puerta del diálogo


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Este año se recuerda el 60 aniversario de la primera encíclica del gran papa del cierre y puesta en práctica del Concilio, Pablo VI, en su documento programático, la ‘Ecclesiam suam’ (1964).



Pablo VI es una figura luminosa en la historia de la Iglesia porque redimensionó el papado completamente, renunciando a la tiara, alejando el sentido monárquico del oficio de Pedro y abriendo las puertas a la puesta en práctica del Vaticano II, en medio de grandes turbulencias. Pionero del diálogo.

El hilo conductor de su fecunda labor es el diálogo, al que le dedicó unas hermosas palabras en la encíclica recordada, con una descripción que sigue y seguirá vigente como verdad doctrinal.

Pablo VI

Es Dios quien dialoga

El primer aspecto es el sentido ontológico del diálogo en la Iglesia, desde Dios mismo y su diálogo de salvación con la humanidad entera. La obra salvífica de Dios, del logos, palabra hecha carne, que se comunica, pues como lo dice la escritura: “Muchas veces y de muchos modos habló Dios” (Heb, 1, 1).

Por eso, la Iglesia no puede renunciar a esta condición inherente de su esencia de comunicar, de dialogar con el mundo, de muchas maneras y de muchas formas: “La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio” (ES, 34).

Pablo VI relaciona el diálogo con la caridad, a través de una exégesis que parte de la misma naturaleza del Dios amor: “El diálogo no es orgulloso, no es hiriente, no es ofensivo. Su autoridad es intrínseca por la verdad que expone, por la caridad que difunde, por el ejemplo que propone; no es un mandato ni una imposición. Es pacífico, evita los modos violentos, es paciente, es generoso” (ES, 38).

Por eso, en el diálogo de salvación de Pablo VI, nadie es extraño, nadie es enemigo, ante ninguno, la iglesia puede ser indiferente.

Invitados a dialogar

El Santo Padre Francisco ha sido heredero del legado montiniano, al retomar la propuesta dialógica desde la Iglesia en salida, por su insistente llamado a dialogar, con todos, todos y todos, en todo momento, y en todo lugar. Nadie está exento de esta invitación del papa.

En lo personal, Pablo VI ha sido una inspiración y brújula en mis estudios sobre el diálogo, los cuales serán publicados próximamente por parte de PPC, sin embargo, desde ya es posible precisar que en el papa Montini, el diálogo no es un atributo, accesorio o excedente del cristiano, sino reflejo y efecto de la configuración de la persona en Cristo, palabra eterna, hecha carne.

Diálogo de salvación, diálogo para encontrar la verdad, diálogo para dialogar con la verdad, diálogo para construir el gran ideal de la “civilizacion del amor”, expresión originaria del mismo Pablo VI.


Por Rixio G Portillo R. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey