Jesús Manuel Ramos
Coordinador de la Dimensión Familia de la Conferencia Episcopal Mexicana

Palabras escritas


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A mi madre le escuché decir por primera vez “Más vale pálida tinta que brillante memoria”, respecto a la importancia de registrar lo que estamos pensando. El escribir nuestros pensamientos puede presentarse como una explosión espontánea de ideas, o una frase que refleja lo que estamos sintiendo, o una expresión artística a manera de poema, novela o prosa. Desde cualquier ángulo, cuando tiene ese sentido de transmitir no solo información, sino emociones e ideas más profundas, la escritura resulta ser algo compleja y maravillosa. Por ello, durante estos nueve meses que he estado escribiendo para ti, he aprendido a admirar a tantos y tantos escritores que ofrecen su tiempo, sus experiencias, su imaginación y hasta su corazón para comunicarnos lo que en ellos habita.



La palabra tiene el poder inherente a su fuente: manifiesta, instruye, hiere, comunica, conforta, denuncia, consuela y acompaña. Las palabras escritas tienen un alcance insospechado, a veces son mensajes para nosotros mismos, otras veces son cartas lanzadas a la mar dentro de una botella, esperando que alguien las lea. Por lo general, están dirigidas a personas que no conocemos, pero logran recrear en ellas, ambientes y situaciones nuevas, mueven a la reflexión, motivan los sueños o entregan el simple gozo de lo leído. Quizá me aferro a mis paradigmas, pero creo que la palabra escrita seguirá siendo, por varios siglos más, un vehículo provilegiado para compartir lo que significa ser humano.

Es posible que la lectura en general, se vea amenazada ante la avalancha de información que el mundo actual nos ofrece, el cual, privilegia la imagen y el sonido como mensajeros. A pesar de ello, el escrito subsiste y desde sus raíces nos sigue entregando sus mejores flores, ya sea en la letra de una buena canción, en el guión de una emocionante película, en un valiente artículo periodístico o en las miles de novelas que se siguen escribiendo cada año. La palabra escrita sigue dejando una herencia de gran valía para nosotros y para las generaciones venideras.

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Y en este punto, me encantaría saber ¿Qué has leído últimamente? ¿Cuál es tu poema preferido? ¿Qué tipo de lectura te logra capturar en su mundo? Recuerdo el concepto de “círculos de lectura”, que en algunas ciudades y épocas existieron para compartir lo que un libro inspiraba en el lector y hacerse recomendaciones mutuas. ¿Puedes recomendarme tres buenos libros? Estoy decidido a leer aquellos que me compartas, pues si tú los consideras valiosos, seguramente yo también lo veré así.

A mí me gustan mucho las novelas históricas, la poesía romántica, los libros épicos y las narraciones de ciencia ficción. Pero he de confesar, que también he disfrutado mucho de los documentos del papa Francisco. Su estilo sencillo y peculiar forma de presentar sus ideas, me ha cautivado. Si me permites una recomendación, Amoris Laetitia (La Alegría del Amor) y Evangelii Gaudium (El gozo de servir), son dos “imperdibles” del Magisterio de la Iglesia, de la pluma de SS. Francisco.

Espero que estas letras nos sigan acercando y quedo atento a tus recomendaciones.