El presidente de México se enoja con frecuencia. Ahora fueron los obispos aztecas el blanco de sus embestidas. Y es que la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de su secretario general y vocero, difundió en sus redes sociales un video en el que expresaba su preocupación por lo que se ha venido llamando el ‘Plan B’.
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Y es que la animadversión presidencial en contra del Instituto Nacional Electoral, máximo árbitro para los comicios, ha venido creciendo de manera apresurada. No se guarda el primer mandatario epítetos injuriosos para calificar a sus consejeros, y propuso, hace tres meses, una iniciativa de ley que pretende reformar a ese instituto: el ‘Plan B’.
Los obispos, como muchas organizaciones civiles, partidos políticos de oposición, intelectuales, académicos, etc., han manifestado la inquietud de que tal reforma afecte no sólo las elecciones del próximo año, sino la vida democrática en general.
Por ello reaccionó con esa molestia el presidente. Y lo hizo, una vez más, comparando al Papa con los jerarcas mexicanos. A Francisco le dedica sólo elogios, denuestos a los monseñores. De aquél dice: “hace mucho tiempo que no había un Papa tan cristiano, tan defensor del pensamiento y la obra de Jesús… él ha condenado a los saqueadores, a los que explotan y humillan a los pobres”. De éstos, en cambio, sostiene que apoyan al bloque conservador -sus clásicos enemigos-, que son una élite asociada a los demás grupos hegemónicos, que, en suma, no se parecen al papa Francisco.
Más allá de que Bergoglio merezca todos esos halagos, y de que algunos -pocos- obispos hayan optado en el pasado por los poderosos, al presidente mexicano le molesta el contenido de sus críticas, más que su falta de humildad. Lo mismo pasa con Daniel Ortega en Nicaragua, quien no pierde ocasión para lanzar diatribas contra los jerarcas católicos nicas, a quienes inclusive destierra y encarcela.
Si, por el contrario, los pastores católicos de ambos países fueran obsequiosos con sus gobernantes, aplaudieran todas sus políticas, y callaran ante su malgobierno, de seguro recibirían aplausos y hasta beneficios económicos.
Dice el presidente mexicano que le preocuparía muchísimo si Francisco de Roma se pronunciara en el mismo sentido. Pues ojalá recuerde que los obispos de México difícilmente siguen una línea declarativa que no venga respaldada desde el Vaticano.
De suerte que la disyuntiva planteada por el presidente, Papa sí – obispos no, no aplica en este caso. El problema es si lo critican o no, con independencia de su autoridad moral.
Pro-vocación
Y se cumplió un año de la invasión rusa a Ucrania. Hasta la fecha se contabilizan casi 20 mil víctimas civiles y ocho millones de desplazados. Pero son incontables las ganancias en dinero que se han embolsado las fábricas de armamentos, deseosas de que el conflicto bélico se extienda todavía más, para engrosar sus cuentas bancarias. Ahí está la clave de la invasión. Mientras se sigan produciendo herramientas para matar, continuaremos atestiguando nuestra capacidad para utilizarlas con el fin de asesinar a nuestros hermanos.