Se acaban de cumplir los 25 años de la aprobación del documento ‘La Pastoral Obrera de toda la Iglesia’. Una Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española dedicaba su atención a esta realidad, a su dimensión pastoral y a concretar una serie de propuestas operativas para la evangelización de los trabajadores y de las trabajadoras. El azar del calendario hizo coincidir este aniversario con el inicio de la última asamblea plenaria de los obispos.
El entonces presidente de la Conferencia Episcopal, Elías Yanes, señaló que estábamos ante “el resultado de un periodo largo en el tiempo y que marca una fecha histórica llena de esperanza en la evangelización del mundo obrero”. Reconocía así la aportación misionera de movimientos y militantes cristianos que “entregaron su vida para anunciar a Jesucristo y su Mensaje al mundo obrero en momentos muy difíciles y, en muchas ocasiones, con recelos e incomprensiones”. Y señalaba que esta pastoral es la necesidad, “preocupación, responsabilidad y tarea de toda la Iglesia”. Algo que sorprende y contrasta con el silencio de esta Plenaria sobre el acontecimiento.
El trabajo, una prioridad humana y cristiana
El trabajo es un lugar prioritario, son lugares de la vida, del pueblo de Dios…, que necesita de un apostolado que se haga presente. San Juan Pablo II lo planteó en ‘Laborem exercens’: “La Iglesia debe estar vivamente comprometida en la causa de la defensa de la dignidad en el mundo obrero y del trabajo, porque la considera como su misión, como verificación de su fidelidad a Jesucristo, para poder ser verdaderamente la ‘Iglesia de los pobres’ (…) Y los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano” (n. 8).
Y hoy, en continuidad con el magisterio social, en el marco de la propuesta del papa Francisco para la transformación misionera de la Iglesia, insiste reiteradamente: “El trabajo está en riesgo. En un mundo donde el trabajo no se considera con la dignidad que tiene y que da (…) El mundo del trabajo es una prioridad humana y, por tanto, es una prioridad cristiana (…) Donde hay un trabajador, ahí está el interés y la mirada de amor del Señor y de la Iglesia” (Génova, 27/05/2017).
Pastoral en salida
La situación del mundo del trabajo se ha deteriorado y degradado en exceso. Hoy, afrontar lo que está ocurriendo en esta realidad, con su cada vez mayor precarización, empobrecimiento, desigualdad y descarte de personas, es esencial para afirmar en la práctica la dignidad de las personas y para favorecer un desarrollo real inclusivo, sostenible y solidario.
Nos queda camino por recorrer, de tomar conciencia de que la clave de toda la cuestión social sigue siendo el trabajo decente y, por tanto, aspirar a que sea una labor pastoral cotidiana en las diócesis y comunidades eclesiales. Acompañados por Antonio Algora, obispo responsable de esta pastoral, nos reconocemos en estos 25 años de tarea realizada, con el compromiso de tantos laicos y laicas, al servicio de la dignidad de cada persona trabajadora y del cuidado de la creación.
Impulsar la evangelización en el trabajo sigue siendo un desafío para nuestra Iglesia. Y, por ello, seguir promoviendo esta pastoral lo es también para los movimientos especializados en el mundo obrero y del trabajo, y para toda la militancia, en nuestro ministerio eclesial de ser Acción Católica para la Pastoral Obrera.
En vísperas de las XXV Jornadas Generales de Pastoral Obrera, un espacio de reconocimiento y renovación de este dinamismo, no nos dejemos robar la alegría evangelizadora (‘Evangelii gaudium’, 83)