Alberto Royo Mejía, promotor de la Fe del Dicasterio para las Causas de los Santos
Promotor de la fe en el Dicasterio para las Causas de los Santos

Patrick Peyton: sin duda, el cura más mediático del siglo XX


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Hoy en día el ser mediático y moverse cómodamente por los medios de comunicación y llegar a mucha gente es relativamente fácil, simplemente hace falta tener un ordenador, incluso basta con un teléfono móvil, y empezar a hacerte presente en las redes sociales con fotografías, videos, podcasts, artículos, a veces bastan frases ingeniosas o pensamientos inspiradores. También ser cura mediático es bastante fácil, y de hecho abundan en la web. La mayoría hacen una labor encomiable evangelizando en los medios, aunque no falta el que se dedica a expresar sus opiniones más o menos acertadas y más o menos interesantes.



Pero en este artículo queremos recordar un tiempo que, no siendo tan lejano, en este tipo de cosas parece estar bien lejos, se trata del siglo XX. A excepción de sus últimos años, muchos recordamos cuando no había teléfonos móviles ni internet y los ordenadores estaban comenzando, no se habían generalizado entre la gente.

Tirón multimedia

Sin duda en aquellos tiempos hubo personajes muy mediáticos y llegaron a millones de personas, fue el caso de actores y actrices, cantantes, políticos y hasta los últimos Papas del siglo pasado. Pero llegar a millones de personas no era tan fácil como ahora y si pensamos en un simple cura de ámbito rural, la cosa era más difícil, y que ese cura reuniese a centenares de miles de personas en diferentes partes del mundo, más difícil todavía. Por eso llama la atención el sacerdote Patrick Peyton, también candidato cercano a los altares, pero no por tener la capacidad de reunir a mucha gente sino el amor con que lo hizo.

Religioso de la congregación francesa de la Santa Cruz y llamado “apóstol del rosario en familia”, Peyton se hizo famoso usando los más modernos medios de comunicación de su tiempo para difundir el mensaje que consideraba más urgente en aquella convulsa centuria: la oración como instrumento para pacificar a las familias y al mundo entero.

Carestía extrema

Fue inmigrante en tierras americanas, había nacido el 9 de enero de 1909 en Carracastle, en el condado de Mayo, al oeste de Irlanda, sexto de los nueve hijos del matrimonio formado por John Peyton y Mary Gillard. Su familia vivía en medio de la pobreza material, que se arrastraba desde la llamada “gran hambruna” o “carestía de las patatas” de mitad del siglo XIX. Provocada por una plaga natural en el cultivo de ese tubérculo tan importante para la isla, empeoró por una respuesta negligente del gobierno inglés que muchos historiadores consideran intencionada, hasta el punto que algunos han llegado a hablar de genocidio contra el pueblo irlandés.

La intensa carestía provocó alrededor de un millón de muertos y otros tantos emigraron a Gran Bretaña,  Estados Unidos, Canadá, Chile, Argentina y Australia, en aquella que fue conocida como “la diáspora irlandesa”. Entre fallecidos y emigrados, se calcula que Irlanda perdió la cuarta parte de su población: en efecto, entre 1841 y 1851, la población del país disminuyó de 8.200.000 a 6.600.000, pero el impacto fue más grave en la parte occidental de la isla, donde algunos condados perdieron el 50% de sus habitantes.

El sacerdote irlandés Patrick Peyton

Esta gran carestía fue una catástrofe social, biológica, política y económica y marcó profundamente la historia irlandesa. Sus efectos desastrosos cambiaron durante generaciones el panorama demográfico, político y cultural de Irlanda. Se necesitó mucho tiempo para que su población volviese a los niveles anteriores a la carestía. Tanto para los nativos irlandeses como para los emigrados y sus descendientes la carestía entró a formar parte de la memoria colectiva y se convirtió en punto de apoyo para varios movimientos nacionalistas. Los historiadores modernos la ven como una frontera en el relato histórico de Irlanda, refiriéndose al período anterior a ella como “historia pre-carestía”.

Fuerza espiritual

La familia Peyton vivía en una pequeña cabaña en medio del campo, cerca de las Ox Mountains, y sufría como tantos de sus compatriotas las consecuencias de la carestía, que se prolongaban con el pasar de las décadas. Por ello, como se había vuelto costumbre, varios hijos emigraron a los Estados Unidos, en este caso precedidos por una de las hijas, Nellie, que se había establecido en Pennsylvania. Pero la grave pobreza material contrastaba con una enorme fuerza espiritual y la unión, inspiradas y fomentadas por el padre de la familia y fruto del rezo diario del rosario, como años después el mismo Patrick contaba con frecuencia en sus encuentros con multitudes de personas

Patrick fue uno de los pocos hermanos que pudo ir a la escuela, para lo cual se fue a vivir con unos parientes de su madre en una localidad vecina. Era un joven de carácter rebelde, como quedó demostrado por sus conflictos con la dirección de la escuela, que lo forzaron a abandonar los estudios. Pero esa rebelión no lo alejó ni de su familia ni de Dios, ya en su adolescencia acariciaba la idea de ser sacerdote, con ocasión de las visitas que los capuchinos y los redentoristas realizaban en su condado en busca de vocaciones. Desgraciadamente, las condiciones económicas y la urgencia de ayudar a mantener a la familia, especialmente cuando su padre enfermó y no pudo trabajar en la granja, hicieron que Patrick se olvidase del sacerdocio.

Un nuevo porvenir

Mientras tanto, su hermana mandaba  dinero a la familia desde Estados Unidos e invitaba a sus hermanos para que fueran a aquel país. En 1928 llegó el momento para Patrick -con casi 20 años- y su hermano Tom, de emigrar en busca de un nuevo porvenir. Recordaba cómo de despidieron de su padre, que rezó por ellos y les hizo una única recomendación: “Sed fieles a nuestro Señor en América”.

Tras una larga travesía en barco que los llevó a Nueva York, llegaron después a Scranton, en Pennsylvania, donde Nellie había ya hablado de su hermano Patrick con el rector de la catedral de San Estanislao, Mons. Paul Kelley (1874-1934), convencida de que tenía vocación. Al principio Patrick buscó trabajo como minero del carbón, pero como no era bastante fuerte como para sobrellevar la faena, comenzó a trabajar como sacristán de la catedral gracias a Mons. Kelley y bajo su tutela. Tanto él como Tom vivían con la hermana, que tenía su propia casa y trabajaba como empleada del hogar en la residencia del entonces procurador general del Estado de Pennsylvania.

Realizar el sueño

En Estados Unidos tuvo Patrick la posibilidad de realizar el sueño que tenía desde que era adolescente, el ser sacerdote, que como vimos abandonó por falta de dinero para pedir la admisión en el seminario. Tras momentos largos de oración y diálogo con su hermano Tom, que también sentía la vocación sacerdotal, ambos decidieron manifestar su deseo a Mons. Kelley. El buen párroco tomó a su cargo la formación de ambos hermanos a partir de la escuela secundaria, que en Irlanda no habían podido concluir por ayudar a sacar adelante la familia.

En la primavera de 1928, algunos sacerdotes de la Congregación de la Santa Cruz -fundada en Francia en 1837 por Basile-Antoine Marie Moreau (1799-1873)- visitaron la catedral de Scranton en una campaña vocacional e impresionaron a los dos hermanos, que poco después pidieron éstos ser admitidos en la congregación y comenzaron sus estudios en el seminario de la universidad de Notre Dame, en Indiana.

Confianza en la Virgen

Ocurrió que en 1938, durante su último año de Teología, Patrick enfermó gravemente de tuberculosis, muy difundida en ese tiempo, debiendo transcurrir por ello un año entero en la enfermería de la universidad. En aquella circunstancia, el P. Cornelius Hagerty (1885-1977), docente de Notre Dame, le invitó a rezar a la Virgen, le dijo que lo hiciera en la manera como lo hacían siempre los irlandeses: con gran fe. Patrick rezó el rosario y al final de una novena se recuperó de improviso, atribuyendo su curación a la intercesión de María. Fue ordenado sacerdote el 15 de mayo de 1941 junto a su hermano en la basílica del Sagrado Corazón de la universidad de Notre Dame: dos hermanos inmigrantes que habían llegado juntos al país alcanzaban juntos el sacerdocio.

En su primer cargo como capellán de una comunidad y de una escuela de la congregación en Albany, Nueva York, Patrick tuvo la iniciativa de enviar, con el permiso de sus superiores, cartas a todos los obispos de Estados Unidos para que promovieran el rezo del rosario en familia. El religioso quería de esta manera agradecer al Señor por la salud que le fue restituida a través de dicho rezo. No imaginaba en aquel momento que su iniciativa lo llevaría a ser conocido como “el sacerdote del rosario”.

Éxito reconocido

La actividad del P. Patrick empezó como algo modesto, pero poco a poco aumentó hasta conseguir que los obispos norteamericanos apoyaran la campaña del rosario en sus diócesis. Con el apoyo de un sacerdote de Albany, Francis F. Woods (1907-1964), consiguió hacer transmitir el rosario desde una emisora local de radio durante quince minutos cada tarde, de modo que las familias pudieran rezar juntas. Visto el éxito de la iniciativa, Peyton buscó una radio con mayor difusión, encontrándola en Nueva York gracias a la ayuda desinteresada de una señora no cristiana propietaria del Mutual Broadcasting System, que supo intuir el bien que se podía hacer a la gente con un programa dedicado a la oración.

Sus transmisiones a partir de ahora empezaron a llegar a todo el país y no tardó el joven sacerdote en hacerse famoso. Poco después, en 1942, Peyton fundaba oficialmente el movimiento llamado Apostolado del Rosario en Familia, el cual, a través de la radio, se hizo enormemente popular durante la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto muchas familias, en plenos sufrimientos causados por éste, encontraron en él un poderoso recurso de oración por la paz mundial y el bienestar de sus seres queridos, especialmente por los soldados que se hallaban en el frente. El P. Patrick buscó personajes célebres para hacer participar en su programa radiofónico, como los padres Sullivan, muy conocidos porque sus cinco hijos habían muerto en la batalla del Pacífico. Pero la popularidad del espacio aumentó mucho cuando el cantante y actor Bing Crosby decidió participar en él. El 13 de mayo de 1945 tomaron parte nada menos que el presidente Harry S. Truman (1884-1972), el arzobispo de Nueva York cardenal Spellman (1889-1967) y el propio Bing Crosby, alcanzando un gran récord de audiencia. Por aquellos años, los programas del P. Patrick ya estaban a la cabeza de la audiencia en buena parte del país.

Productor audiovisual

Acabada la guerra, en 1947, con el apoyo de muchos benefactores y estrellas del cine de Hollywood, Peyton creó la Family Theatre Productions, una productora dedicada a la preparación de películas con mensajes sobre los valores cristianos y otras producciones que solían unir los misterios del rosario a la vida cotidiana de la gente. El primer programa fue interpretado por James Stewart, que explicó haber querido tomar parte en él “con la esperanza de que las familias de cualquier lugar puedan permanecer unidas y en sus casas conozcan la felicidad, con la convicción de que la oración lo logrará”.

La iniciativa tuvo un éxito clamoroso y todos los programas terminaban con el mismo eslogan, como una cantinela: “La familia que reza unida permanece unida”. En las películas realizadas por la mencionada productora actuaron artistas como Gregory Peck (1916-2003), Helen Hayes (1900-1993), James Dean (1931-1955), Natalie Wood (1938-1981), James Stewart (1908-1997), Lucille Ball (1911-1989), Frank Sinatra (1915-1998), Raymond Burr (1917-1993), Ronald Reagan (1911-2004) y Grace Kelly (1929-1982), entre otros. Concretamente, la futura princesa de Mónaco realizó sus tres últimas películas antes de contraer matrimonio con dicha productora.

Cruzadas del rosario

En 1948, Peyton llevó a cabo la primera de las que llamaría -con una mentalidad muy de la época- las “cruzadas del rosario” en la ciudad de London, Ontario, en Canadá. Se trataba de campañas para enseñar a las familias la importancia de rezar juntas el rosario diariamente. Comenzaron de esta manera los encuentros que lo hicieron famoso por reunir multitudes, unas cifras que hoy nos parecen asombrosas: 550.000 en San Francisco, California (1961), 220.000 en St. Paul, Minnesota (1958), 2 millones en São Paulo, (1964) y en Manila, nada menos que 800.000 personas en Barcelona (1965) -como nos muestran las impresionantes fotos del evento- y grandes multitudes en  Nueva Zelanda, Australia, Nueva Guinea, Colombia, etc. En sus viajes hizo popular otro eslogan: “El mundo que reza es un mundo en paz”. En total se calcula que más de 28 millones de personas asistieron a estos encuentros (sin contar la innumerable gente que lo escuchaba por la radio o lo seguía por televisión), haciendo de él, después de los Papas Pablo VI y Juan Pablo II , el tercer personaje de Iglesia del siglo XX en alcanzar el mayor número de auditorio en todo el mundo. Y como sacerdote, sin duda el primero.

El sacerdote irlandés Patrick Peyton

No faltaron las controversias en las campañas de Patrick Peyton, acusado -y no sin cierta razón- de ser un instrumento en manos de los servicios secretos norteamericanos en sus desplazamientos por América Latina y de estar financiado por la CIA, que, de este modo, luchaba contra los movimientos políticos de izquierda en los países del subcontinente. No por casualidad el famoso sacerdote había dicho en más de una ocasión que el rosario era el mejor instrumento para combatir al comunismo, que perseguía a los cristianos: recuérdese que eran los tiempos de la Guerra Fría, en los que el imperialismo soviético se había mostrado especialmente proselitista en varias partes del mundo, también en Estados Unidos.

Apoyo de Nixon

La verdad es que Peyton tuvo contactos con la CIA a través de J. Peter Grace (1913-1995), nieto de William Russell Grace (1832-1904), hombre de negocios que tenía minas e ingenios azucareros en Sudamérica y fue alcalde de Nueva York. El entonces presidente Richard Nixon (1913-1994) tuvo conocimiento de las cruzadas del rosario del P. Patrick y lo apoyó, aunque no precisamente por devoción, sino por intereses políticos. Pero lo cierto es que no faltó financiación para los viajes del famoso sacerdote. Por su parte, Nixon, ya como presidente de los Estados Unidos, tuvo un final de mandato poco decoroso, como sabemos, debiendo dimitir en 1974 por el escándalo Watergate. Y ello por su afán de controlar -también con métodos ilícitos- a todos los que consideraba peligrosos para el país, no solamente los comunistas, sino también los pacifistas y otros opositores.

La controversia sobre las relaciones de Peyton con la CIA llegó a tal punto que su superior provincial debió intervenir y recurrir a la Santa Sede para que obligase al popular sacerdote a rechazar todo tipo de financiación para sus viajes de parte de los servicios de inteligencia norteamericanos. Llevó un año convencerlo a que renunciase a ello, aunque  no por falta de espíritu de obediencia, sino porque preveía las futuras dificultades para poder organizar sus encuentros sin la ayuda de potentes benefactores que los financiasen.

Vida ‘hollywoodiense’

Por este mismo tiempo, surgió otra polémica debido al estilo de vida del sacerdote algo “hollywoodiense”, que algunos consideraban demasiado mundano. Algo parecido a lo que le ocurrió a otro clérigo mediático de la época, Mons. Fulton Sheen, a menudo rodeado de personalidades ricas y famosas, y con frecuencia invitado en las fiestas de la alta sociedad. En los procesos de beatificación de ambos clérigos se hizo un esfuerzo por aclarar -cosa ya confirmada positivamente en ambos casos con la declaración de heroicidad de virtudes- que para el apostolado específico que ejercían, su estilo de vida no podía ser el de un religioso conventual ni el de un sacerdote dedicado al ambiente de su parroquia: para llegar a un cierto tipo de personas -cosa fundamente para su apostolado- debían vivir según un estilo de vida diferente del de la mayor parte de sacerdotes y religiosos. Al mismo tiempo, se trató de sacerdotes apasionados por su vocación, ambos eran sencillos, tenían un corazón desprendido de las cosas materiales, de las comodidades y del lujo, como afirmaron todos aquellos que los conocieron y los trataron.

La productora fundada por Peyton continuó su trabajo mientras él se dedicaba a sus viajes y en 1950 pudo filmarse en España una serie de tres películas sobre la vida de Cristo, divididas según los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos del santo rosario. Las películas tuvieron una gran difusión en todo el mundo.

Vocación inquebrantable

Ya en su madurez, en cierta ocasión, volviendo sobre el trabajo hecho, daba las gracias a todos los que lo habían hecho posible: “Mi agradecimiento consiste en compartir la paz, el amor y la unión que he experimentado en una casa donde se rezaba el rosario. Ésta es mi misión y también la fuerza y energía de mi sacerdocio”.

De salud frágil ya desde la juventud y que, aunque empeoraba con el paso del tiempo por amor de su misión intentaba superar, en los últimos años ya no pudo frecuentar con la regularidad que habría querido el Family Theater o realizar sus grandes encuentros con la gente. No obstante, Peyton había dejado una huella profunda y un camino sembrado, y su misión todavía prosigue.

Legado creciente

Murió el 3 de junio de 1992 en una casa de las Hermanitas de los Pobres de Juana Jugan en San Pedro, California, y fue sepultado en el cementerio de su congregación en el Stonehill College de Easton, Massachusetts. Su causa de beatificación fue introducida en junio de 2001. Las obras que Patrick Peyton fundó han continuado su trabajo apostólico tras su muerte: el Apostolado del Rosario en Familia, cuya sede central está en Albany, Nueva York, tiene filiales en las Filipinas, Brasil, Perú, Irlanda, Uruguay y en algunos países del África.

También su sociedad productora Family Theatre Productions, con sede en Hollywood, continúa hoy difundiendo los valores de la familia a través de producciones para radio y televisión. En 2020 vio la luz una película sobre la vida de su fundador, que el 18 de diciembre de 2017 el Papa Francisco había declarado venerable.