MIÉRCOLES
Embajada de España ante la Santa Sede. Resulta inevitable encogerse al lado del cardenal Ravasi. No porque él busque engrandecerse. Todo lo contrario. Cercanía y sencillez. Pero ese universo enciclopédico interior que sabe traducirse en pedagogía y simpatía, capaz de enlazar la carta de los Hebreos con Caravaggio para dar el salto a la sala de un museo de Edimburgo en la que pocos repararían, hace de él un irrepetible en el ámbito del pensamiento.
No solo para quedarse en la capilla de una iglesia. Pero sí para aportar, y mucho, desde la Iglesia. Porque en él no hay un ápice de léxico caduco ni sacristán, tan solo palabras que atraen para generar ese diálogo entre fe y razón que a otros se nos resiste. Guía y peregrino a la vez de cualquier viaje interior que proponga. Un pastor de la Cultura que va delante, al lado y sabe acercar a los que van por detrás del rebaño.
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VIERNES
Preocupa lo que viene. O los que vienen. Lo verbaliza un pastor que no tiene nada sospechoso de representar a la progresía ni de haberse acunado entre reflexiones de Küng y meditaciones de Boff. “Fíjate si soy conservador y, sin embargo, hasta a mí me parece que algunos de los seminaristas de mi diócesis habría que ponerles el freno a su nostalgia caduca”. A tiempo está de reconducir la formación o de frenar la ordenación. En su mano está.
SÁBADO
Reunión del Consejo Diocesano de Pastoral. Un año hablando de sinodalidad. Aquello empieza a sonar. La lluvia fina cae. Pero, para que cale, todavía queda largo trecho. Pero está en camino. Sin dudarlo. Porque lo sinodal no es una suma por acumulación. Ni de votos. Ni de carismas. “La diócesis no es una colmena, sino una comunidad”. Palabra de obispo.
Por la noche, partido. El partido. El Real Madrid, campeón de la Champions. Solo un jugador español en el terreno de juego. Nadie cuestiona el origen de unos y de otros. Nadie les recrimina su viaje sin retorno. Todos aportan en la medida en que ganan. Todos enriquecen. En todos los sentidos del verbo. La aporofobia de Adela Cortina, por exceso. O por defecto.