¿Por qué el hambre es una plaga apocalíptica?


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El pasado 9 de octubre se conoció el ganador del Premio Nobel de la Paz del año 2020. En El Mundo se podía leer: “La Academia galardona al Programa Mundial de Alimentos de la ONU como denuncia a las prácticas de hambruna inducida en los conflictos”. Y seguía: “Desde las guerras de los tiempos bíblicos, donde se salaban los campos para que no volviera a crecer cultivo alguno y dejar sin alimentos a ciudades enteras, el hambre inducida se ha usado como arma de guerra en decenas de conflictos, dejando más muertos que las espadas, las balas o las bombas. Hasta el Apocalipsis le tiene reservado el tercero de sus cuatro jinetes”.



Supongo que hay que agradecer a Alberto Rojas, autor del artículo, la referencia bíblica, porque, en efecto, en el Apocalipsis hay una alusión clara al hambre entre los desastres que asolan la tierra, personificados en una serie de jinetes. Habitualmente se habla de cuatro jinetes, aunque, en realidad, habría que hablar de uno más tres, porque del primer jinete, el que monta un caballo blanco, a pesar del arco y la corona de vencedor, no se dice que cause ningún daño, mientras que los otros tres –montados en caballos rojo, negro y amarillento– sí provocan desgracias.

No cauces daño al vino

Dice el texto: “Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: ‘¡Ven!’ Miré y vi aparecer un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y en medio de los cuatro seres vivientes oí como una especie de voz que decía: ‘Por un kilo de trigo, el salario de un día; por tres kilos de cebada, el salario de un día; pero no causes daño al aceite ni al vino’” (Ap 6,5-6).

un grupo de venezolanos esperan su turno para comer en un centro de voluntarios de brasil

Los expertos reparan en la diferencia entre el trigo y la cebada y el aceite y el vino. El trigo y la cebada son alimentos básicos, y precisamente son los sometidos a carestía; el aceite y el vino, en cambio, son alimentos más caros y consumidos preferentemente por los ricos; de estos se dice que no se tocan. Así, se estaría aludiendo a una hambruna precisamente entre las capas populares, la mayoría de la población, que no podría acceder al pan, el alimento primordial, mientras que los ricos podrían seguir su vida tranquilamente.