Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Por qué no habrá nueva resurrección del ficus de los dominicos de Triana?


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La muerte

Anunciaba el ‘Abc de Sevilla’ esta semana –aunque no es su clásica y prestigiosa sección de esquelas– la muerte del enorme ficus que ocupaba el atrio del convento de san Jacinto de los dominicos de Triana. El árbol plantado frente a la parroquia ha sido objeto de algunas controversias en los últimos tiempos enfrentando a políticos, párrocos, ecologistas y técnicos municipales. La cosa es que ahora desde el ayuntamiento se confirma que no hay “posibilidad de recuperación” y que se deberá retirar si bien algunos ecologistas han reclamado su conservación “vivo o muerto” –como si de una persecución policial se tratara– ya que consideran el árbol venido de las misiones un “icono” de la capital hispalense.



El informe de los técnicos del consistorio confirma la muerte del árbol y recomienda que se siembre un “nuevo ejemplar” de una especie que pueda “compensar los beneficios medioambientales” y “paisajísticos” del ficus reanimado tras el verano de 2022. El árbol ha tenido una larga vida ya que llegó a la esquina del convento en 1913 pero en los últimos años provocó accidentes al desprenderse sus ramas o sus raíces llegar a la estructura de la iglesia conventual que funciona como parroquia, algo que los dominicos certificaron en un informe de 2021.

El intento de tala

Con esto la tala comenzó el 17 de agosto de 2022, siendo paralizado al día siguiente tras vivir momentos de tensión, como contamos en esta web. Los bomberos bajaron del árbol a tres jóvenes miembros de la plataforma ‘En defensa del ficus de San Jacinto’ que se subieron al árbol. Mientras el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, defendía que “la seguridad es prioritaria”. El regidor pedía “respeto por su decisión técnica sobre el ficus de San Jacinto dado el gran riesgo para los viandantes y la estructura del edificio” y es que, destacaba, que el árbol estaba en “un tramo de San Jacinto con mucha afluencia de peatones y es zona de paso tanto para el colegio, con cientos de niños, como para la iglesia a la que entran muchas personas todos los días”. Otros concejales reivindicaban otro informe que apostaba por un mantenimiento periódico del ficus.

El párroco Javier Rodríguez y el consejo parroquial también defendían la tala, una decisión que fue refrendada por la junta de distrito del barrio de Triana “con 18 votos a favor y la única abstención de Podemos” sin la participación de la parroquia. En un comunicado lamentaban que “nadie más que los miembros de esta comunidad parroquial sentirán la desaparición de este árbol que nos ha acompañado gran parte de nuestra existencia”. Pero es que señalaban que el gran error fue hace cien años plantar en ese lugar “lógicamente  ignorando que este espécimen tendría la evolución que hoy conocemos y que a todas luces se ha convertido en un cáncer (que igualmente es una entidad viva) que crece de forma desmesurada en el lugar menos adecuado, aunque algunos sigan pensando que es como un bonsái que podemos manejar a nuestro antojo con el cuidado necesario”. Y es que, apuntaban desde la parroquia, el ficus implica un “sobrecoste económico que supone el mantenimiento de este ejemplar y que obligatoriamente se ha de detraer del mismo fondo que se ha de dedicar a lo que es el sentido de nuestra labor social”.

Ficus Tala Arbol Sevilla

La paralización

Con todo esto, finalmente un juzgado paralizó la tala tras la rápida actuación de algunas asociaciones y colectivos ecologistas. El Ayuntamiento comenzó un tratamiento de mantenimiento y recuperación del ejemplar al que se le había cortado ya gran parte de su copa y al que luego le aparecieron una serie de hongos. Ahora bien, como señalamos en octubre de 2022, la paralización judicial provocó el rebrote del ficus de San Jacinto a los dos meses de la detención de la tala mientras en la iglesia seguían abriéndose nuevas grietas. La esperanza llegaba con la llegada del otoño al verse en el árbol importantes brotes verdes que han surgido a partir de una serie de ramas que habían sido podadas en septiembre por autorización del Ayuntamiento de Sevilla.

Al ficus se le había enriquecido a través de la inyección de vitaminas, antioxidantes y elicitores (inductores de resistencias y activadores de defensas naturales); lo que le llevó a generar unos brotes con cierta intensidad y un color verde muy vivo. “Nadie, ni técnicos ni profanos sensibles y amantes de la naturaleza, pueden asegurar, con un grado de seguridad suficientemente asumible, que a pesar de mantener los cuidados necesarios este árbol no vaya a seguir creciendo en profundidad por su enraizamiento (y provocando daños estructurales a la iglesia, al muro de contención, e incluso a la calle y bloques colindantes) y que pueda seguir desprendiendo ramas de forma arbitraria (como ha sucedido con otros ejemplares similares, teóricamente bien cuidados) que puedan ocasionar nuevas desgracias personales como las ya ocasionadas, o incluso peores”, decían entonces desde la Asociación Multisectorial de la Jardinería Andaluza frente a la postura del consistorio y la Orden de Predicadores. Como contrapunto, el párroco entregaba a los fieles una octavilla con un texto sobre el árbol, escrito por José María Fedriani, en el que se relataba que el árbol “sabe que hay que saber retirarse cuando se deja de ser útil, para dejar paso a otras vidas nuevas” a la vez que anunciaba la plantación de un olivo en el atrio del templo. Profecía que se cumple en este ejercicio que resta de ecología integral.

Ficus San Jacinto Dominicos