La entrevista
Uno de los descubrimientos de la última edición –es la 4ª temporada del concurso– de MasterChef Celebrity ha sido, sin duda ninguna, Tamara Falcó. Mientras se confirman las filtraciones de que sin duda será la ganadora del premio –75.000 euros en juego para destinar a una ONG–, la hija única de Isabel Preysler y Carlos Falcó, marqués de Griñón, va dejando la impronta de su forma de ver la vida.
Dedicada en estos momentos profesionalmente a la moda, se ha mostrado como la más espiritual de todos los concursantes. Ya por esta web ha pasado su historia de conversión en 2011 tras leer la Biblia Didáctica de PPC-SM. Además, en las primeras entrevistas concedidas al iniciarse el concurso, mientras se veía que nunca había lavado ni siquiera una lechuga, se encomendaba a la Virgen o a san Agustín.
El pasado sábado, el suplemento LOC del diario ‘El Mundo’, publicaba una amplia entrevista con Carmen Rigalt. El titular elegido para la conversación, “Hasta comiendo intestinos encuentras espiritualidad”, no deja equívocos de que el compromiso religioso de Tamara iba a estar presente en la pieza.
La entrevista, tras la comida, acaba tocando el tema de los novios de Tamara, alguien que podría considerarse como “soltera de oro”. Dice que ha tenido 4 pero que “no cuajaron” ya que ella quiere ir más allá de la sensación de “sentir cosquillas en el estómago” para “tener la seguridad de que con la persona que te gusta reúnes las condiciones necesarias para pasar el resto de tu vida”. Esas condiciones las encuentra en un libro del Antiguo Testamento. “Lo dice ‘El Cantar de los Cantares’: son tres palabras hebreas, tres alternativas a la palabra amor: la ‘raya’, basada en la amistad y gracias a ella nuestra pareja es también el alma gemela. En segundo lugar está la ‘ahava’, o sea, el cariño. No hay amantes sin cariño. Y en tercer lugar, el ‘dod’, lo que llamamos el amor físico. ‘El Cantar de los Cantares’ lo define así: ‘Ven y bebamos el ‘dod’ hasta el amanecer’”, explica.
El libro
‘El Cantar de los Cantares’ es de esos libros de la Biblia que ha tenido continuos redescubrimientos gracias a los místicos o las distintas oleadas de estudiosos que han puesto de manifiesto la riqueza de las propuestas de los libros sapienciales. Sin pretender meternos en el terreno de ‘La barba de Aarón’, diremos que este desconcertante –según los ojos de quien se acerque a estos 8 capítulos que conforman el libro– es una serie de poemas entre dos enamorados.
En esta pequeña composición, datada en torno al siglo III a. C., el amado y la amada se pierden y vuelven a encontrar, sufren por amor, cantan a la ausencia y la nostalgia… todo ello alabando la hermosura de los cuerpos, las delicias del amor o como este se parece a lo idílico de un paisaje lleno de flores, gacelas o leche y miel. Una forma peculiar de narrar que Dios es amor, a través de los sentimientos de quienes se quieren.
Dice la introducción de ‘La Casa de la Biblia’ (PPC), que este libro siempre ha sido una piedra de toque en la exégesis tanto judía como cristiana. Hay quienes ven el idilio de los amantes como una alegoría de la relación de Cristo con su Iglesia siguiendo la estela paulina; y también otros se quedan en los elementos básicos del amor humano trazados a lo largo de sus versos. Sea como fuere, el impacto de la obra en la experiencia religiosa –judía, primero, y cristiana, después– ha hecho que no sea excluido del canon por la historia. Con razón un comentarista judío señalaba que “todas las Escrituras son santas, pero el Cantar de los Cantares es el Santo de los Santos”.
Mientras, para otros, estamos ante el libro menos “bíblico” por su contenido y por su forma… Otras voces se quedan solo con la parte menos nupcial del amor, y tratan de ver las prefiguraciones de la Virgen María o el Espíritu Santo. Ya sea la lectura más humana o la más divina, lo cierto es que los matices del amor cubren todo el espectro de los sentimientos y el alma de los amados, como señala la propia Tamara.
La donación
Como señala la influencer metida a cocinera, también el papa Francisco se ha fijado en el Cantar de los Cantares a la hora de fijar su carta magna sobre el amor conyugal. En uno de los primeros número de Amoris laetitia encontramos la primera cita al señalar “como exclamará la mujer del Cantar de los Cantares en una estupenda profesión de amor y de donación en la reciprocidad: ‘Mi amado es mío y yo suya […] Yo soy para mi amado y mi amado es para mí’ (2,16; 6,3)” (n. 12).
Y es que más allá de las insinuaciones eróticas o corporales, los amantes buscan un compromiso de donación real y total. Un valor que se ensalza incluso por encima de la educación de los hijos o de la formación de una familia. No son malos los criterios de Tamara, está alto el listón… pero parece de sentido común.